Por: Fabián Chafir (*)
Sin lugar a dudas los últimos años han sido marcados por las redes sociales y, con éstas, la necesidad de promocionar y denominar de manera atractiva y sencilla todas las actividades que regulan nuestro día a día. Las organizaciones y las nuevas metodologías no escapan a estas realidades y nos encontramos con significados y significantes por todos lados.
Hoy existen conceptos como Economía Verde, del Comportamiento, Naranja y Azul. Hasta hace no mucho tiempo solo hablábamos de economía como una ciencia exacta que estudia variables numéricas pero que también incluye el comportamiento social como iniciador y regulador de dichas variables. Este artículo explica las similitudes y diferencias de la Economía Verde o Circular y la Azul.
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Economía Circular y Economía Azul
El concepto de Economía Azul fue esbozado por Gunter Pauli en su famoso libro Blue Economy, en el cual postula alternativas a la Economía Verde o Circular por considerarla solo viable en contextos en donde las empresas cuentan con gran capital para invertir. Además, es autor de frases tales como:
- «La llamada economía verde es sólo para los ricos y no es sostenible».
- «Los consumidores podrán recuperar su capacidad de decidir lo que quieren y cambiar el actual modo de producción global, que genera grandes cantidades de basura, desempleo y gobiernos fallidos».
Independientemente de la postura que cada uno pudiese tener sobre estas afirmaciones, lo interesante de este concepto es mostrar alternativas estratégicas para las organizaciones a la hora de decidir cómo aportar.
Enumeremos de una manera sencilla cada una de las principales ideas de Pauli sobre ambos tipos de economía:
- La economía verde requiere que las empresas inviertan más dinero para cumplir con unas obligaciones medioambientales, mientras que la economía azul se basa en la innovación tecnológica.
- Los consumidores no pagarían la misma cantidad de dinero en una y otra economía, siendo más rentable la azul.
- El área de actuación de la economía verde son los países del primer mundo (por el momento), mientras que la economía azul llega a las pequeñas poblaciones al intentar poner medidas en cada ámbito local.
- La economía azul busca soluciones en la naturaleza mientras que la verde tiene por objetivo el cuidado del medio ambiente.
- La economía verde busca una mayor inversión, mientras que la economía azul lucha por una mejor utilización de los recursos.
El desarrollo sostenible implica que el desarrollo económico sea inclusivo y respetuoso con el medio ambiente, y que se lleve a cabo de forma que no agote los recursos naturales de los que dependen las sociedades a largo plazo.
La salud de los océanos
La necesidad de equilibrar las dimensiones económica, social y medioambiental del desarrollo sostenible en relación con los océanos es un componente clave de la economía azul. También es un equilibrio difícil de alcanzar en la práctica, dado que los recursos oceánicos son limitados. La salud de los océanos ha disminuido drásticamente debido a las actividades humanas:
- Daños causados por las emisiones de dióxido de carbono.
- La contaminación por nutrientes, productos químicos y plásticos.
- La pesca insostenible.
- La degradación y destrucción del hábitat.
- La propagación de especies invasoras.
Los científicos y expertos que prepararon la Primera Evaluación Marina Global Integrada (también conocida como Evaluación Mundial de los Océanos) advirtieron que los océanos del mundo se enfrentan simultáneamente a grandes presiones con un impacto tan grande que se están alcanzando los límites de su capacidad de carga -o en algunos casos se han alcanzado-. Según los científicos, los retrasos en la aplicación de soluciones a los problemas que ya se han identificado como una amenaza para la degradación de los océanos del mundo conducirán, innecesariamente, a mayores costes ambientales, sociales y económicos.
La importancia de los océanos para el desarrollo sostenible es ampliamente reconocida por la comunidad internacional y se plasmó, entre otros, en el Plan de Aplicación de Johannesburgo. Si todo sigue igual, los costes de la degradación de los ecosistemas marinos por los usos humanos deberían ser elevados, pero no se cuantifican ni se contabilizan.
La economía azul va más allá de lo habitual para considerar el desarrollo económico y la salud de los océanos como propuestas compatibles. Se basa en la comprensión de que la humanidad no puede continuar, y mucho menos acelerar, los cambios inducidos por el hombre en los ecosistemas oceánicos. En una economía azul, los riesgos medioambientales y los daños ecológicos de la actividad económica se mitigan o se reducen significativamente.
¿Cómo crear una economía azul sostenible?
Aunque no existe una definición universalmente aceptada de la economía azul, se puede decir que:
- Proporciona beneficios sociales y económicos a las generaciones actuales y futuras contribuyendo a la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza, los medios de subsistencia, los ingresos, el empleo, la salud, la seguridad, la equidad y la estabilidad política.
- Restaura, protege y mantiene la diversidad, la productividad, la resiliencia, las funciones básicas y el valor intrínseco de los ecosistemas marinos y el capital natural del que depende su prosperidad.
- Se basa en tecnologías limpias, energías renovables y flujos de materiales circulares para garantizar la estabilidad económica y social a lo largo del tiempo manteniéndose dentro de los límites de un planeta.
- Se rige por procesos públicos y privados que son:
– Inclusivos
– Bien informados, preventivos y adaptativos
– Responsables y transparentes
– Holísticos, intersectoriales y a largo plazo
– Innovadores y proactivos
Para crear una economía azul sostenible, los agentes públicos y privados deben:
- Establecer objetivos y metas claros, medibles y coherentes internamente.
- Evaluar y comunicar sus resultados en relación con estos objetivos y metas.
- Crear unas condiciones económicas y legislativas equitativas que proporcionen a la Economía Azul los incentivos y normas adecuados.
- Planificar, gestionar y gobernar eficazmente el uso del espacio y los recursos marinos, aplicando métodos inclusivos y el enfoque ecosistémico.
- Desarrollar y aplicar normas, directrices y mejores prácticas que apoyen una Economía Azul Sostenible.
- Reconocer que las economías marítima y terrestre están interrelacionadas y que muchas de las amenazas a las que se enfrentan los entornos marinos se originan en tierra.
- Cooperar activamente, compartiendo información, conocimientos, mejores prácticas, lecciones aprendidas, perspectivas e ideas, para lograr un futuro sostenible y próspero para todos.
(*) Socio de IFC Consulting y Autor de «Lecciones de Organización Industrial».
Nota completa publicada en Revista Énfasis edición octubre 2022. Ingresá aqui.