YPF anunció la creación de Santa Fe Bio con una inversión de 400 millones de dólares destinada a la producción de biocombustibles de aviación en la refinería de San Lorenzo. La iniciativa contempla dos fases de desarrollo y busca posicionar al país en el mercado global del Sustainable Aviation Fuel (SAF), considerado por la industria como “la única alternativa escalable para descarbonizar el transporte aéreo a mediano plazo”. La magnitud de la apuesta marca un hito en la transición energética local, en un momento en que el mundo acelera la sustitución de combustibles fósiles en la aviación.
La compañía operará en un esquema asociativo con Essential Energy, firma especializada en biocombustibles de primera y segunda generación, con presencia tanto en el mercado interno como en el internacional. Ambas empresas iniciaron la factibilidad del proyecto en diciembre de 2024 tras firmar un memorando de entendimiento, y en menos de un año lograron definir los lineamientos de una inversión que será ejecutada con financiamiento propio del proyecto, un aspecto clave para asegurar su viabilidad.
Santa Fe Bio se instalará dentro de la refinería de San Lorenzo, donde se construirá una planta de pretratamiento de materias primas y una biorrefinería de última generación. Según informó YPF, también se adaptarán las instalaciones industriales existentes para adecuarlas a los nuevos procesos. El objetivo es producir combustibles renovables tanto para abastecer el mercado interno como para exportar a destinos con alta demanda, entre ellos Europa y Estados Unidos, que exigen certificaciones de calidad internacional como la norma ISCC.
Te podría interesar: LOG-IN FARMA recibe reconocimiento global de ABBOTT Nutrition.
El SAF que fabricará Santa Fe Bio se elaborará a partir de aceites vegetales —colza, camelina y carinata, entre otros cultivos que avanzan en la región núcleo— además de residuos, grasas animales y otros insumos de origen renovable. A la par, está previsto producir HVO (aceite vegetal hidrotratado), un biocombustible con propiedades similares al gasoil. “La refinería recibirá una biorrefinería de última generación y una planta de pretratamiento de materias primas”, detalló la empresa, marcando la magnitud tecnológica del proyecto.
La elección de San Lorenzo no es casual. La ciudad se ubica en una zona clave por la disponibilidad de materia prima agrícola y su cercanía al puerto, lo que reduce costos logísticos y facilita la exportación de productos de mayor valor agregado. De acuerdo con la petrolera, “la ubicación de San Lorenzo combina la disponibilidad de materia prima en la zona núcleo productiva con la cercanía al puerto”, condición que coloca al emprendimiento en una situación privilegiada frente a otros polos de la región.
La iniciativa se desarrollará bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), lo que permite atraer capital y dar previsibilidad a largo plazo. Con este marco, YPF aspira a que Argentina se sume al reducido grupo de países productores de combustibles renovables para la aviación, un mercado que crece a ritmo acelerado en todo el mundo y que ya concentra inversiones de las principales petroleras globales asociadas con compañías agroindustriales.
La caída del biodiésel
El anuncio se produce en un contexto desafiante para el sector de biocombustibles en la Argentina. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción de biodiésel en el primer semestre de 2025 fue de apenas 445.983 toneladas, “el total más bajo desde 2009”. Las exportaciones tocaron mínimos históricos con apenas 30.000 toneladas, afectando de lleno a las plantas del Gran Rosario. Frente a esa realidad, la apuesta por el SAF aparece como una alternativa para diversificar la matriz y recuperar competitividad en nuevos nichos de demanda.
En Santa Fe, principal provincia productora de biodiésel, la situación también mostró retrocesos. Mientras en años anteriores llegó a concentrar más del 70% del total nacional, en 2025 su participación cayó al 49%. Muchas plantas con orientación exportadora sufrieron la falta de acceso a mercados externos, mientras que aquellas con cupo en el mercado doméstico lograron sostenerse. El arribo de una inversión de la escala de Santa Fe Bio ofrece una perspectiva distinta, con la posibilidad de reconvertir parte de la capacidad instalada hacia combustibles de segunda generación.
Te podría interesar: Guía para emprendedores: cómo dar los primeros pasos en el comercio exterior.
La tendencia global marca un rumbo inequívoco: en 2025 la producción total de biodiésel y HVO en el mundo alcanzaría 61,9 millones de toneladas, con Brasil e Indonesia como países líderes en expansión. En contraste, Argentina mantiene una elevada ociosidad en sus plantas, cercana al 80% del potencial productivo. La puesta en marcha de un polo dedicado a SAF puede ser el camino para alinearse a esa dinámica internacional y evitar quedar rezagado en un sector donde las reglas del mercado están en rápida transformación.
La petrolera presentó el proyecto como un paso estratégico para integrar cadenas productivas locales con demanda global. “Con esta inversión buscamos que la Argentina sea parte del futuro de la aviación sostenible”, señalaron desde YPF. La magnitud de la inversión y la elección de Santa Fe como base productiva resaltan la voluntad de la empresa de reposicionar al país en un mapa energético que exige innovación tecnológica, diversificación y mayor inserción internacional.

