En julio de 2025, las ventas de combustibles líquidos en Argentina mostraron un freno inesperado tras cuatro meses de subas consecutivas. Los datos oficiales marcaron un total expendido de 1.447.866 metros cúbicos, cifra que implica una baja interanual de 1,16% y que vuelve a reflejar la sensibilidad del consumo energético en un escenario económico inestable.
La caída se vincula tanto a la desaceleración de la actividad como a la elevada base de comparación que dejó el mismo mes del año pasado. Aunque frente a junio se registró una suba del 2,17% en términos absolutos, desde Energía aclararon que el promedio diario de ventas fue menor por el mayor número de días en julio, lo que relativiza la mejora mensual.
Al observar el desempeño por tipo de producto, surgen diferencias significativas. La nafta súper retrocedió 1,11% interanual, mientras que los combustibles premium mostraron un crecimiento sostenido: la nafta de mayor octanaje trepó 12,53% y el gasoil premium avanzó 9%. En paralelo, el gasoil común, central en el transporte de cargas, cayó 12,19%, dato que especialistas interpretan como un síntoma directo de enfriamiento económico.
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El mapa regional también dejó contrastes. Catorce jurisdicciones registraron bajas en sus volúmenes, con Tucumán (-19,36%), La Rioja (-10,45%) y la Ciudad de Buenos Aires (-10,08%) entre las más afectadas. En contrapartida, Tierra del Fuego encabezó las alzas con un 9,71%, seguida por Formosa (+6,23%) y San Juan (+4,38%), mostrando que la retracción no fue uniforme en todo el país.
En cuanto a las empresas, YPF mantuvo su liderazgo con un crecimiento de 3,45% en sus ventas, mientras que Shell (-7,37%), Axion (-0,35%) y Puma (-3,46%) registraron bajas. Un caso llamativo fue Dapsa, que logró expandirse 8,18% en medio de la caída general, señal de que estrategias comerciales específicas pueden alterar la tendencia del mercado.
El contexto de precios también influyó en el consumo. Durante julio, el Gobierno autorizó nuevos incrementos en naftas y gasoil, factor que según analistas habría incidido en la retracción de la demanda. Con este retroceso del 1,16% y marcadas disparidades entre regiones, productos y compañías, el mercado de combustibles se posiciona como un termómetro clave para medir la evolución de la economía en la segunda mitad del año.
