Desde el punto de vista teórico, es relativamente fácil definir los procesos de decisión en lo referente a la ubicación de centros de distribución. Se habla de costos mínimos de transporte a los clientes, sobre todo a los grandes clientes que podrían representar alrededor del 80% de la demanda del centro, de costos mínimos de acceso al centro por parte de los proveedores, y de los mínimos referidos a la suma de los dos conceptos mencionados.
Para la ciudad de Buenos Aires, sumando la Ciudad Autónoma y los partidos circundantes, por ejemplo, el Acceso Norte y las rutas Panamericana, 8 y 9, fueron la elección de los proyectistas hasta hace unos años. En una época más reciente, numerosas empresas se situaron sobre el Camino de Cintura Sur, Ruta Nacional Nº 6, ya que se habían ocupado prácticamente todos los predios sobre el Acceso Norte. Asimismo, fueron internándose en las zonas cercanas a este acceso, hasta cerca de 1km. del mismo. El resultado, en general, fue una decisión compleja, dada la menor resistencia de los pavimentos de las calles internas al tránsito pesado, lo que limita la operatividad de esas instalaciones. Entonces, podemos preguntarnos si existe alguna solución óptima, y la respuesta más racional es: no existe una solución ideal. Encuentre aquí Algunas Recomendaciones para elegir un centro de distribución.
Ubicación de los Centros
A medida que uno se aleja de la ciudad y, luego, de la ruta principal, mejoran las posibilidades de obtener el terreno requerido. Pero se reducen las probabilidades de conseguir el personal adecuado, en calidad y en cantidad, lo que podría llevar a la necesidad de contratar un servicio de transporte para los empleados y operarios, como ya lo han hecho numerosas empresas que se han alejado de los barrios donde residía su personal. Conocemos casos de empresas que estaban instaladas en el partido de La Matanza (Bs. As.), se han instalado cerca de Pilar (Bs. As.), y contratan el servicio de transporte de personal con un microómnibus que efectúa el recorrido con paradas prefijadas, tanto en un sentido como en el opuesto. La persona que pierde el micro demora más de 2 horas adicionales para llegar a destino. Hay, todavía, empresarios que se obstinan en permanecer dentro de la Ciudad Autónoma, e inclusive buscan edificios en alquiler como alternativa a la compra, con el éxito que se puede prever.
Es importante: no poner como condición esencial el valor del terreno por metro cuadrado y no decidir por un terreno de poca superficie en función de su costo menor, porque la vida útil del proyecto quizás, o casi seguro, impondrá la necesidad de futuras ampliaciones. Propongo pensar en vidas útiles de no menos de 25 años y, si se puede, del orden de los 50, porque bien puede suceder que la zona sea, o se transforme, en residencial o casi residencial, y alrededor del CD comiencen a levantarse viviendas, que en algún momento puedan obstruir las posibilidades de ampliación. A continuación de este proceso, se deberán evaluar las relaciones de costos de transporte de las mercaderías hacia y desde el centro, verificar las condiciones de transitabilidad de las rutas secundarias de acceso y, ahora sí, decidir sin demora, porque detrás de cada empresa interesada hay otra con el mismo interés, y no es muy agradable decidirse por determinada ubicación sólo para enterarse de que otro se adelantó.
Puede ser conveniente recorrer la zona para verificar los desniveles relativos, mirar atentamente si no hay en las paredes de edificios vecinos alguna marca de inundaciones, recordando que estas señales indican siempre que en un futuro cercano, o no tanto, podría llegar a presentarse alguna situación similar.
Construcción de los centros
Se trata de la relación del edificio con el medio ambiente, lo que se conoce desde hace algún tiempo como sustentabilidad, o el compromiso de no afectar al ambiente, posibilitando un entorno “amigable”, que le permita a las generaciones venideras llevar a cabo una vida con iguales o menores problemas que los actuales. Algunos países han tomado la avanzada en este tema, en particular los países nórdicos de Europa y los Estados Unidos, donde los empresarios han tomado la iniciativa en cuanto al respeto hacia el medio ambiente. En los Estados Unidos se denomina a estas construcciones como “edificios verdes”.
– Los edificios verdes
Un “edificio verde” se caracteriza por dos aspectos principales: la baja o casi nula emisión de calor hacia la atmósfera y la no emisión de gases de invernadero, principalmente el anhídrido carbónico. Lo primero se obtiene con un diseño que contemple aislaciones de las paredes y de los techos suficientes como para reducir drásticamente el paso de la energía térmica hacia afuera; lo segundo requiere cambios en los procesos, el reemplazo de vehículos de transporte interno con motores de explosión o diesel por vehículos eléctricos con un sistema de tratamiento de los gases producidos por la carga de las baterías; y naturalmente hay otros muchos ejemplos posibles en este campo.
Al edificio verde se le debe adicionar un sistema global de reducción progresiva de los residuos sólidos de la empresa, comenzando por los embalajes, que suelen llegar al CD y permanecer un tiempo prolongado, ocupando espacio y requiriendo un proceso posterior de tratamiento, recuperación o desecho. El embalaje usado no debe ser destinado solamente a la destrucción para relleno sanitario o para incineración, sino que su diseño debe ser llevado a cabo de común acuerdo entre proveedor y cliente, con miras al respeto por el medio ambiente.
En Estados Unidos se formó en 2000 el U.S. Green Building Council (Consejo Norteamericano por la Construcción Verde). Esta institución, sin fines de lucro, instituyó el LEED, Leadership in Energy and Environmental Design (Liderazgo en Diseño compatible con la Energía y el Medio Ambiente). El programa asigna puntajes en buena ubicación, eficiencia en el uso del agua, la energía y el medio ambiente, materiales e insumos, calidad del ambiente interno e innovación en diseño. Luego, los puntajes combinados llevan a una clasificación en 4 categorías: básica, plata, oro y platino. Desde 2000 a principios de 2008 han sido calificados 167 edificios en los Estados Unidos, y había alrededor de 1800 en curso de evaluación.
Gestión de los centros
Este tema tendrá varias alternativas, empezando por una definición previa acerca de cómo será la distribución a efectuar, si sólo se atenderá a clientes mayoristas, con entregas paletizadas, si habrá preparación de pedidos de distintos tamaños para mayoristas y minoristas, o si solamente se atenderán pequeños clientes. Los tres casos presentan grandes diferencias en cuanto a subdivisión de espacios y a funciones del personal. El segundo problema reside en conocer de antemano si todos los materiales que ingresen estarán debidamente identificados con su descripción, redactada de acuerdo a las normas y su número de catálogo interno, puesto con caracteres legibles para el ojo humano y con código de barras impreso, también, de acuerdo a las normas internas de la empresa. Se requerirá, cuando pueda faltar la debida identificación, la organización de una Oficina de Catalogación, con personal que conozca las reglas y recomendaciones acerca de la redacción de designaciones de materiales, por un lado, y de normas de impresión de simbología de códigos de barras, por el otro.
¿Qué es catalogar?
Catalogar significa redactar denominaciones que aseguren, a lo largo de toda la cadena de abastecimiento, que corresponderán a un solo ítem, y que el mismo podrá tener una sola denominación, lo que en términos lógicos, llamamos ¨correspondencia biunivoca¨. Una buena catalogación requiere describir al material utilizando siempre los mismos términos, o sea evitando el uso de sinónimos, y colocándolos en el orden de importancia de mayor a menor. Si no se pudiera describir físicamente al material, por la complejidad de una descripción física detallada o por la imposibilidad de su verificación a lo largo de toda la cadena, se podrá identificarlo con referencia a su fabricante, distribuidor o vendedor minorista, indicando un nombre inicial genérico y agregándole un número que lo relacione con su origen o con la norma de fabricación. Es lo que se hace con ciertos componentes o repuestos de máquinas. El año del catálogo es importante porque hay automotrices que modifican ciertos diseños en función de la experiencia de uso del vehículo.
Ubicación de materiales
En cuanto a los criterios de ubicación de los materiales en el Centro de Distribución hay en general 4 criterios básicos de ubicación.
Primero: la similitud de despacho. Consiste en concentrar las ubicaciones de ítems que siempre o casi siempre se entreguen juntos, tales como tornillos, tuercas y arandelas.
Segundo: se refiere a la similitud de volumen y/o de peso, lo que implicaría utilizar medios de manipuleo diferentes, de mayor capacidad. Por ejemplo, el caso de archivos y sillas de oficina, que se mueven y se apilan con equipos motorizadas.
Tercero: por similitud de riesgos de manipuleo, tal el caso de los materiales corrosivos, o los muy frágiles.
Cuarto: por similitud de frecuencia de despacho, lo que implica usar el criterio de Pareto, que aconseja colocar el 20% de los materiales que generan el 80% de los movimientos, cuanto más cerca de la recepción y del despacho sea posible.
La experiencia de la segunda mitad del siglo XX ha demostrado que el efecto de concentración es tanto más fuerte cuanto más se acerque la empresa a la actividad de consumo masivo, donde la relación, caso de los supermercados, ronda el 90-10, mientras que en la logística de productos técnicos se acerca más al 70-30, caso de los centros de mantenimiento de maquinaria.
En este proceso de decisiones acerca de la gestión del Centro de Distribución se van a influir recíprocamente con las decisiones acerca del diseño interno, específicamente con el tipo de estructuras de apoyo de las cargas, y en particular las estanterías, los racks y el equipamiento similar. Como es natural, a mayores alturas de almacenamiento corresponderán menores superficies, pero sin una exacta proporcionalidad, dado que los anchos y los radios de giro de los vehículos aumentan a medida que se requiera mayor estabilidad de las cargas por la mayor altura de estiba.
No existe ninguna regla clara acerca de qué alternativa elegir, esto depende de las características de los materiales y del tipo de embalajes, de la experiencia de la empresa en el tema y del criterio personal del proyectista. Lo único que se puede asegurar es que las alturas de proyecto van aumentando lentamente con el tiempo. Sea como fuere, los diseños de estructuras de apoyo deben llevarse a cabo tomando en cuenta que el plazo de duración seguramente excederá los plazos de vigencia de los envases, embalajes y demás elementos de protección de los productos, por lo que estas estructuras deberán respetar los criterios de máxima versatilidad de diseño; es decir, que deberán ser modificables cada cierta cantidad de años, sin que eso requiera destruir nada importante. De paso, conviene recordar que los elementos de unión estructural, como tornillos, bulones, arandelas, etc. son de uso único. Una vez desarmada la estantería estos elementos deben ser dados de baja. Y algo muy importante: no intenten hacer comparaciones económicas entre costos de renovación de elementos mecánicos y pérdidas humanas debidas a accidentes.