El transporte de cargas es un eslabón fundamental en la economía del país. Sin embargo, sobre él recae el peso de los costos laborales, de infraestructura, de combustible, y el más abultado: el impositivo. La Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), que representa a 50 cámaras del sector en todo el territorio nacional, encargó un estudio que pone en cifras el impacto fiscal que recibe. El 40,5 por ciento del llamado «costo logístico» está representado por los impuestos, lo que evidencia que las empresas de la actividad no son formadoras de precios.
El estudio que fue realizado por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (IAPUCO) y arroja que a noviembre de 2016 por cada 1000 pesos que se abonan por flete, 405 corresponden a la carga impositiva, casi la mitad. Del «costo argentino» que debe asumir el sector, el 25.8 por ciento lo representan los salarios y el 16 por ciento los gastos operativos y de estructura.
En tanto, el valor del combustible ocupa el 8.5 por ciento de los recursos que demanda que un camión salga a la ruta según los últimos valores de 2016, sin tener en cuenta los incrementos de julio último. La amortización representa 5.3 puntos porcentuales del total y la renta solo 3.9.
La logística y la economía de los argentinos
Aunque es frecuente escuchar que el sector de cargas es responsable de que los precios de los productos en góndola asciendan debido a los valores del flete, las cifras que recogió FADEEAC a junio de 2017, a través de su Departamento de Estudios Económicos, lo desmienten. Por caso, si se analiza el traslado de hacienda desde los productores hasta el Mercado Central o el de Liniers, en una distancia promedio de 500 kilómetros el precio del flete es de 17.000 pesos sin contar el IVA, lo que representa solamente 1 peso por kilómetro recorrido, de acuerdo a lo que se cobra en las bocas de expendio minoristas. Si lo que se analiza es la incidencia del camión sobre el valor de comercialización de la mercadería transportada la influencia de la logística es también ínfima: sólo el 3 por ciento.
Esa misma relación con el precio mayorista se da con las manzanas, si se considera un valor de 22 pesos el kilo en promedio. El flete representa nada más que 0.75 centavos por kilo del valor que las familias pagan al comprar en una verdulería o supermercado, ya que cuesta unos 20.400 pesos más IVA recorrer una distancia de 1100 kilómetros desde donde se producen hasta donde se venden, por ejemplo, desde Cipoletti hasta Buenos Aires.
En el caso de la leche, uno de los productos fundamentales de la dieta y cuyo valor actual en el país es uno de los más altos de la región, la presencia del flete implica solamente 0.33 centavos por cada litro que se traslada, si se tiene en cuenta una distancia promedio de 550 kilómetros, sin contar la recolección y la distribución.
Que los altos valores de los productos no es responsabilidad exclusiva del autotransporte de cargas también lo evidencia el precio de la yerba: el traslado desde Misiones hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, unos 1.000 kilómetros en promedio, cuesta 20.000 pesos más IVA. Es decir, la logística solo representa 0.70 centavos por cada kilo vendido.
Por lo tanto, cuando se habla de «costo logístico» en realidad, al desagregarlo, se habla de impuestos, combustibles, infraestructura y salarios, entre otros factores que no tienen que ver directamente con el camión, sino que también son una carga pesada para un sector que es primordial para el funcionamiento de la economía.