Lo que hasta ahora conocemos como cadenas logísticas sirve para describir el sistemático esfuerzo de integración de sus eslabones por parte de los que integran esas cadenas: proveedores, fabricantes, distribuidores comerciales y operadores logísticos. Pero las crecientes dificultades que se presentan para conseguir dicha integración, a veces por motivos operativos y otras veces por ausencia de acuerdos comerciales, nos ha permitido identificar nuevos actores que participan activamente en el logro de objetivos. Ellos han generado nuevas formas de relacionamiento con diversos esquemas de asociatividad, que nos permiten enunciar que estamos conviviendo con modelos de redes de valor empresariales. El trabajo en red tiene entonces un foco en la gestión, que pretende alinear e integrar funciones, y un aspecto complementario que se refiere al lugar donde se realizan las operaciones logísticas y sus servicios asociados. A esta dimensión espacial, la denominamos nodo logístico. Estos nodos donde se concentran actividades logísticas, productivas, tecnológicas y de servicios especializados, son la base fundamental para el crecimiento de las redes de valor empresariales. El agrupamiento selectivo de empresas con foco en ciertas actividades como los servicios logísticos y tecnológicos en un ámbito territorial determinado se conoce como «clúster», que tiene en la actualidad varias experiencias internacionales útiles para analizar en qué medida ése modelo productivo puede insertarse en las futuras políticas públicas en Argentina. El desafío entonces es crear las condiciones para que las empresas puedan alcanzar los niveles de competitividad que requiere el mundo globalizado. El desarrollo de nodos logísticos y tecnológicos en determinados espacios territoriales son claras estrategias que deben asumir los sectores públicos y privados para alcanzar esos objetivos.
LOS CLÚSTERS COMO MODELO DE DESARROLLO
El Distrito Industrial (o clúster), es una estrategia colectiva de agrupamiento empresarial inicialmente enfocado a empresas pymes, que constituyó un exitoso fenómeno de desarrollo industrial de carácter regional con un elevado dinamismo y flexibilidad. En el lapso de los últimos 25 años se han generado antecedentes de este tipo en pequeñas y medianas empresas de Italia (dentro de las regiones conocidas como Emilia Romagna, Toscana y Veneto), Alemania, España y Japón entre otros. Más recientemente, casos exitosos se verificaron para empresas de servicios logísticos, o con intensa actividad logística como parte de sus procesos productivos, a las que se incorporaron otras actividades necesarias para conseguir la integración de las cadenas de suministro: como servicios de desarrollo de sistemas de información, provisión de recursos humanos especializados, servicios bancarios, de alojamiento de visitantes, servicios de catering, de seguros para las cargas, etc. constituyendo de ésa manera un centro de actividades empresariales de alta performance por los beneficios que dicha aglomeración territorial ofrece a las empresas allí radicadas. Uno de los casos más emblemáticos que hoy podemos referir siguiendo ésa descripción anterior, es el de Plaza Logística en la ciudad de Zaragoza, en España. Allí se han desarrollado 1200 Hectáreas donde están instalados centros de distribución de importantes empresas europeas como la textil Zara, la pesquera Caldero, la central de juguetería Imaginarium, etc. Al respecto, el Dr.Yossi Sheffi autor del libro «Clústers Logísticos» (1) menciona que «El clúster logístico de Zaragoza se ha convertido en un puerto interno para varios puertos mediterráneos y atlánticos. Y la conectividad se convirtió en otra ventaja principal para Zaragoza por encima de su ubicación».
Sin lugar a dudas, los clústers logísticos representan una forma de promocionar el trabajo en red aprovechando sinergias empresariales. Lo menciona también el Profesor Michael Porter de Harvard Business School cuando dice «la logística se ha convertido en parte esencial de la competencia y la economía global moderna. Los clústeres logísticos, en los que conjuntos de actividades logísticas se ubican y concentran en locaciones particulares, han surgido en todo el mundo. Este agrupamiento libera grandes externalidades positivas y crecimiento económico, al tiempo que estimula la correspondiente diversificación económica en campos intensivos en logística» (1).
SINERGIAS E INTEGRACIÓN
Por lo tanto, una red empresarial dentro de un clúster logístico puede ser entendida como una alianza estratégica permanente entre un grupo limitado y claramente definido de empresas independientes que colaboran para alcanzar objetivos comunes de corto, mediano y largo plazo, orientados hacia el desarrollo de la competitividad de los distintos participantes. Y está definido por las siguientes características:
• Un mecanismo de cooperación y asociatividad entre empresas.
• Donde cada participante mantiene independencia jurídica y autonomía gerencial.
• Con afiliación voluntaria.
• Para obtener beneficios individuales mediante una acción conjunta.
Según Marco Dini (2), quién estudió el fenómeno de las redes empresariales en Italia, las principales ventajas pueden resumirse en: «Economías de concentración»: Efecto de atracción hacia proveedores de insumos y profesionales especializados.
• Mejora la oferta de estos factores y aumenta la eficiencia de los respectivos mercados.
• Genera un efecto positivo sobre los costos de las empresas ubicadas en estas áreas.
«Ventajas de especialización»: Aprovechamiento de economías de escala que las empresas no podrían alcanzar en un escenario de diversificación de las funciones productivas.
• Reducción de fuentes de costos, como por ejemplo la reducción de inventarios.
• Aceleración de los procesos de aprendizaje, por la focalización de las tareas productivas.
«Ventajas de integración»: Estado superior de articulación que posibilita el intercambio de experiencias, la ampliación de redes de contactos y el desarrollo conjunto de conocimientos estratégicos.
• Estímulo a la difusión de las nuevas tecnologías.
• Mayores capacidades de captar y procesar la información y tomar decisiones estratégicas.
Para el caso específico de los clústeres logísticos, las afirmaciones de Marco Dini son también válidas. Sin lugar a dudas, los prestadores de algunos típicos servicios complementarios de la actividad logística, como reparación de autoelevadores, recuperación de pallets, lavado de contenedores, etc. valoran la cercanía a sus clientes. Y especialmente si ellos están dentro del aglomerado de actividades en la zona. Como ejemplos, la cercanía de servicios de redespachos o bien la posibilidad de compartir sesiones de formación especializada en el mismo ámbito laboral, implican reducción de costos de transporte y de gastos operativos. Son claras ventajas que proporciona el modelo de clúster empresarial. El caso de Silicon Valley en California, Estados Unidos, donde se concentra un gran número de empresas de tecnologías para microelectrónica, tecnologías de la información y biotecnología, también es claro ejemplo de las externalidades positivas que benefician a las empresas de ésa región. Los clústers permiten potenciar el sector logístico, ofrecen sinergias horizontales entre empresas que actúan en la actividad logística y colaboran con la integración de las cadenas de abastecimiento interrelacionando funciones puertas afuera de cada empresa participante de dichas cadenas.
CLÚSTERS Y COMPETITIVIDAD DE LAS REDES LOGÍSTICAS
Los objetivos de competitividad siempre están presentes en las empresas de todo el mundo. Los típicos componentes de dicha competitividad, como costos operativos, calidad de productos y servicios, estructura de los recursos humanos, uso de activos, tecnologías utilizadas, tienen una dimensión e impacto en los resultados finales que trascienden los límites de las propias empresas. Es decir, se extienden hacia proveedores y clientes en un marco de colaboración extendida, como parte del modelo de cadena de suministro o más recientemente de red logística. Por lo tanto, cuando hablamos de competitividad necesariamente tenemos que enmarcar ese concepto dentro del alcance de las redes logísticas en su más amplio sentido. Cualquiera de los elementos básicos antes mencionados, que no esté alineado o aportando valor, generará un deterioro de la competitividad logística. Es por ello que las características estructurales de los clústeres, y sus beneficios potenciales ya descriptos, hacen de su existencia un pilar claro para el sostenimiento de las condiciones necesarias para alcanzar la competitividad tan ampliamente pretendida. La radicación de clústers en nodos claves, con infraestructuras adecuadas y tecnologías adaptadas a las necesidades logísticas, son desafíos que deben afrontar los responsables de la definición de políticas públicas para que promuevan y faciliten tal construcción, y también de empresas e inversores privados que deben acompañar con gestión y recursos tales desafíos. Teniendo en cuenta la geografía de nuestro país en cuanto a extensión y población, la relativa concentración de las principales economías regionales, las demandas de mejores infraestructuras y las necesidades de definición de prioridades de inversión en el mediano y largo plazo, entiendo que sería importante iniciar cuanto antes un plan estratégico para la logística en el país, donde el «modelo de clúster empresarial» debería tener un rol central que permita estructurar los proyectos a encarar en los próximo años.
(1) «Clústeres Logísticos», Yossi Sheffi-Editorial Temas, Sept. 2014
(2) «Competitividad, redes de empresas y cooperación empresarial» CEPAL, Octubre 2010.
(*) El autor es Director del Centro de Logística y Organización (ITBA), Director Académico de la Especialización en Gestión Logística Integrada (ITBA), Director Ejecutivo de la Consultora TGI Argentina.