«Parece que siempre estuve adelantado a mi época […] Tuve que esperar 15 años para que comenzarán a aplicarse mis inventos wireless básicos de forma universal». Así declaraba Tesla en una entrevista en 1937, con respecto a inventos wireless que había realizado en 1893. Sí, leyó bien. Además, durante los dos primeros años del siglo XX, Nikola Tesla se dedicó a construir la Torre Wardenclyffe (también conocida como Torre Tesla), la cual tenía por objetivos transmitir mensajes, telefonía y hasta imágenes. Tesla se convirtió así en el padre de la transmisión de energía de forma wireless, es decir sin utilización de cables. Tan adelantado estaba a su tiempo que hasta J.P. Morgan (su principal inversor), se negó a continuar invirtiendo y la Torre Wardenclyffe nunca logró estar operativa. Varias décadas más tarde, con la aparición de la computadora y las redes, se logró utilizar esta tecnología para interconectar dispositivos colocados a distancias relativamente cortas sin utilización de cables, dando a luz a lo que todos conocemos hoy en día como WiFi.
CONECTIVIDAD Y EFICIENCIA
Si bien la tecnología WiFi posee infinitas aplicaciones hogareñas e industriales, resulta de particular criticidad en las operaciones logísticas. En dichas operaciones, es de tremenda importancia contar con la información actualizada al instante, de forma online, pero ¿por qué? Bueno, se podría decir que dentro del abanico de proveedores de servicios logísticos existentes se diferencian claramente aquellos que cumplen con lo prometido a sus clientes, en tiempo y forma. Por lo tanto existe una relación directa entre la calidad del servicio brindado por el proveedor logístico, y la trazabilidad y disponibilidad de su información (sólo posible mediante un uso eficiente de la tecnología WiFi).
¿Cómo? Las operaciones logísticas se componen de distintas etapas que permiten que un pedido de mercadería se prepare correctamente y llegue a destino en las ventanas temporales convenidas con los clientes. Es por eso que para contar con un inventario (stock) actualizado al instante, se debe hacer uso de sistemas basados en tecnologías WiFi, y evitar por ejemplo, que se le prometa el envío de cierta mercadería a un cliente y en realidad no se cuente con esa mercadería físicamente (esto puede originarse cuando existe una demora entre la preparación física de la mercadería y la registración en sistema de dicha transacción, y es muy común en empresas que realizan la preparación de sus pedidos en hojas de papel que luego son ingresadas de forma manual por un administrador o data entry al sistema). Por supuesto que este no es el único inconveniente que puede generarse por no contar con una robusta tecnología WiFi, entiéndase que es extensible a cualquier error en una transacción de sistema por fallas de conexión WiFi entre el Colector de Datos (Handheld) utilizado por los operarios, y la aplicación central del sistema ubicado en las computadoras de escritorio, laptops o servidores. Esto trae aparejado también demoras en los tiempos operativos logísticos, ya que no se pueden completar las transacciones de sistema correctamente, con lo cual la operación debe ser repetida una vez restituida la conexión, o debe realizarse de forma manual en una terminal de administrador. La tecnología WiFi se convierte de esta forma en la columna vertebral de la operación logística, por lo tanto cualquier inconveniente, por más mínimo que sea, puede generar alto impacto en los costos y en la calidad de servicio brindada a los clientes, poniendo en riesgo la sustentabilidad del negocio.
MEDIR LO INVISIBLE
Entonces, ¿cómo se puede auditar qué tan bien implementada está la tecnología WiFi en una empresa (de forma de garantizar el mejor nivel de servicio a los clientes)?
El procedimiento de auditoría de redes inalámbricas, conocido en la jerga tecnológica como «Tamography» o Tamografía, comienza su análisis determinando cuántas redes ajenas a la nuestra se propagan en el mismo ámbito que la red que poseemos o queremos auditar. De esta manera sabremos cuánta interferencia tenemos en el aire, determinando el nivel de ruido a superar para lograr una comunicación WiFi satisfactoria. Posteriormente, se determina el alcance de nuestra propia red, considerando cuan atenuada se ve por culpa de interferencias, generadas por las redes de nuestros vecinos, por condiciones edilicias o por utilización de otras máquinas y/o equipos eléctricos. ¿El resultado? Develar la cobertura, velocidad y confiabilidad de nuestra red inalámbrica plasmando los resultados de una forma visual, en donde podremos ver la intensidad con que llega la señal por metro cuadrado auditado, y con qué velocidad podemos transmitir y recibir información desde ese punto.
UNA PROBLEMÍTICA HABITUAL
Es habitual en empresas logísticas recorrer los depósitos hasta los lugares más recónditos y encontrar que el handheld no tiene señal WiFi. Es precisamente en ese momento que se requiere de la tamografía para poder detectar errores en la configuración de los equipos que proveen la señal WiFi, interferencias provocadas por otros elementos no WiFi (como ser motores, enlaces de radio, maquinas móviles y hasta radares). Además, con este análisis se puede determinar si la ubicación de las antenas WiFi es la ideal, de forma de reducir la interferencia que provocan paredes, stocks, racks y demás elementos del depósito. Realizar la tamografía es el paso inicial para poder contar con información confiable para la toma de decisiones.
En un futuro muy cercano se podrá realizar la carga eléctrica de cualquier tipo de aparato hogareño o de oficina, desde una computadora hasta una licuadora, inclusive de un automóvil. Ya en la actualidad existen dispositivos que permiten la carga de teléfonos celulares y tablets mediante este medio. Tesla se encontraba realmente en lo cierto.
(*) Los autores son Managing Partner y Technical Manager Partner, respectivamente, de Perspectives. www.perspectives.com.ar