El Banco de Alimentos es una Organización sin fines de lucro que nació en 2001 y persigue claros e importantes objetivos sociales, como reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos. Para llevar a delante dicho fin es crucial llevar a cabo una gestión eficaz en la planificación de la distribución.
En diálogo con Énfasis Logística Sudamérica, Marisa Giraldez, directora de Banco de Alimentos de Buenos Aires, uno de los dieciocho Bancos que existen en todo la Argentina, detalló los desafíos planteados por el contexto y la importancia vital que tiene para la entidad la gestión de la distribución.
Énfasis Logística Sudamérica: ¿Cómo es la logística de Banco de Alimentos de Buenos Aires?
Marisa Giraldez: Nos encontramos ubicados mediante un depósito de 2500 m2 en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires. Allí almacenamos alimentos no perecederos, productos de higiene y limpieza, y refrigerados y congelados. Cuando llegan las donaciones la logística es compleja, porque tenemos sólo una boca que posibilita la descarga. Organizamos una agenda acordada con el donante para optimizar tiempo y recursos. Muchas veces las firmas que donan acuerdan directamente con sus empresas de logística y transporte para que nos entreguen al Banco de Alimentos.
Tenemos también la logística de reparto, que consiste en un 50 o 60% de total de depósito y está encabezada por la organización social que recibe los productos y los distribuye. Todos los días pasan por el Banco unas 35 a 40 organizaciones, entre las 9 y las 13 horas, Este sistema está pensado para atender aproximadamente diez organizaciones por hora. Esto hace que a lo largo del mes pasen por el Banco 1300 instituciones, que forman parte de las organizaciones regulares asociadas al Banco de Alimentos, para hacer su pedido mensual. Toda esta organización depende también del flujo de donaciones. El modelo del Banco de Alimentos es de oferta y no de demanda, porque dependemos de lo que nos ofrecen y donan, y en función a esto es que se coordina la demanda que sería la entrega, por nuestra parte.
El 40% restante de mercadería disponible es coordinado vía ruteo. Contamos con un camión propio que reparte o busca donaciones, generalmente lo que está relacionado a bocas de supermercados. En ocasiones, los donantes proveen el flete en la entrega de alimentos a las instituciones directamente, sin pasar por el Banco.
Durante 2020 el Banco de Alimentos consiguió repartir 5.700.000 kilos de alientos, y hubo algunos kilos adicionales que fueron repartidos mediante el programa de emergencia Seamos Uno.
En 2021 en los últimos dos meses, marzo y abril, hemos conseguido repartir en cada mes unas 420 toneladas de alimentos.
E.L.S: Al no contar con una precisión de la cantidad de productos que van a recibir cada mes, la actividad del Banco requiere de un contante recalcular y repensar la entrega. ¿Cómo lo coordinan?
M.G: Tenemos que recalcular constantemente. Cada mes de octubre comenzamos a planificar el año siguiente y ahí realizamos una proyección de lo que vamos a recibir en función al histórico. Determinadas empresas en ciertas etapa del año realizan donaciones, por ejemplo en marzo, que es cuando recibimos el excedente de productos de las fiestas de fin de año. También sabemos que enero y febrero son meses en lo que generalmente recibimos bebidas. Nosotros proyectamos y luego se va cambiando y organizando con la realidad- Otro ejemplo, a raíz de la pandemia, en 2020 tuvimos una donación de papa fresca que provenía de Balcarce, debido a un gran excedente por el cierre de locales de comida. Esto implicó una logística extremadamente compleja por las restricciones que había ni bien se inicio la cuarentena. Fue complicado, no sólo recibir la donación en el Banco, sino también entregarla. Las instituciones no estaban trabajando en sus lugares habituales, sino que suministraban viandas de comida. Eso demandó pensar una logística muy compleja. Afortunadamente contamos con donaciones de empresas que pusieron a disposición el transporte de la papa embolsada y llevarla a las instituciones comunitarias. Permanente en el Banco se suscitan situaciones inesperadas. La característica de un Banco de Alimentos es aprovechar estas oportunidades y gestionar para que el producto llegue a dónde debe estar para su aprovechamiento. La pandemia ha cambiado mucho la dinámica de los comedores comunitarios, ya que al no poder recibir muchas personas y darles de comer en el lugar, ahora entregan la comida en viandas, así que mucho de lo que el Banco de Alimentos recibe termina llegando a la familia directamente.
E.L.S: ¿Creció la recepción de donaciones en el último año, con relación al incremento de la necesidad de productos por parte de las organizaciones?
M.G: El atípico 2020 fue un año en el que crecieron las donaciones excepcionales por el parate en el consumo masivo, eso en cuanto a la oferta. Sobre la demanda de alimentos, el programa del que fuimos parte, Seamos Uno, fue proyecto único que nació a raíz de la urgencia derivada de la pandemia del COVID-19, y buscó paliar la escasez de alimentos en la Ciudad de Bs. As. y el conurbano durante el pico de contagios.
En cuanto a la demanda, este año se viene manteniendo o hasta bajó un poco, porque en los meses más duros de pandemia llegábamos 575.000 personas y ahora nuestros registros nos revelan que llegamos a unas 450.000 personas, aunque de otra manera. Antes de la pandemia atendíamos a cerca de 167.000 personas, pero la dinámica cambió, ya que ahora las instituciones no brindan la comida en sus lugares, alimentando solo a los niños, sino que entregan el bolsón del cual se alimenta toda la familia.
E.L.S: ¿Cuál es la clave para estar al frente y responder, en una actividad donde es tan difícil prever?
M.G: Hay dos claves. Por un lado está el vínculo que tenemos con las instituciones, que las conocemos y sabemos que tienen un trabajo de red y con las familia, a través del área social, que nos permite conocer cómo canalizar determinadas donaciones que se reparten mediante la convocatoria de voluntarios, de manera eficaz y rápida. Ese tipo de gestión cuando aparece no se puede hacer con cualquier institución, debemos encontrar aquella que esté preparada para recibir y que tenga su logística lista. Y la segunda clave es el vínculo con el donante del alimento, que se trabaja a lo largo de los años. Les brindamos un reporte de la trazabilidad de lo donado y ellos, si existiera un problema, mediante el sistema de inventario, conocen el detalle de lo sucedido y dónde está el producto. A esto se le agrega toda la ayuda que podemos sumar y todo el equipo interno, el recurso humano de Banco, que a lo largo de los años trabaja de manera profesional.
Y algo que me interesa aclarar es que cambió mucho la dinámica, el Banco hoy no tiene voluntarios en el depósito, precisamente por la pandemia. Contamos con una sala de clasificación de 200 m2 que pre-pandemia podía llegar a recibir hasta 35 voluntarios en un turno, los cuales nos ayudaban a clasificar productos, se armaba un combo y se entregaba. Hoy se hace con el equipo de Banco y tenemos muchas limitaciones. Por ejemplo, tuvimos que adecuar los procesos de clasificación. Esto es parte del trabajo profesional que realiza el Banco, necesitamos coordinar la operación para seguir adelante y aprovechar de la mejor manera las donaciones en su volumen, sabiendo que la necesidad en la sociedad está latente. También nos encontramos en los niveles más bajos de rechazo de donaciones. Esto sucede cuando no alcanzan los días para recibir, clasificar y entregar, porque el tiempo de vencimiento del producto es corto. Nos encontramos en el nivel más bajo de rechazo de donaciones y tiene que ver con el trabajo de todos los actores que intervienen. El 2020 fue un buen año en lo referido a cantidad de donaciones apoyo e impacto, en medio de tanta tristeza el Banco de Alimentos pudo cumplir su misión.
Datos:
El 2020 el Banco de Alimentos recibió un 47% más de donaciones de alimentos y productos que en 2019. Este aumento se vio reflejado principalmente en los meses más «agudos» del aislamiento.
Las donaciones de cajas #SeamosUno marcaron una gran diferencia y explican en parte este incremento.
A pesar de suspenderse la participación de voluntarios, se lograron clasificar más de 700 mil kilos de alimentos y productos.
En base al reporte anual se observa que el Banco de Alimentos sumó en el último año 85 nuevos donantes de alimentos y productos y servicios logísticos.
A pesar de la cancelación del 100% de las actividades presenciales durante la pandemia, los 370 los voluntarios siguen realizando tareas, muchos de ellos en forma virtual.
Nota publicada en RevistA Énfasis Sudamenricana, edición junio 2021. Ingresá aqui.
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