Logística verde: búsqueda entre el equilibrio económico y ecológico

El concepto de logística verde está tomando mucha preponderancia entre las empresas del rubro. La razón va más allá de la importante y trascendental misión de disminuir la huella de carbono para tratar de revertir el calentamiento global. Las políticas de logística ambiental representan una ventaja competitiva frente a la competencia.

 |   14 de septiembre del 2023
Logística verde: búsqueda entre el equilibrio económico y ecológico

Por: Gianni Contenla (*)

El concepto de logística verde está tomando cada vez más importancia entre las empresas del rubro, al grado que fue uno de los temas tratados en varios foros en la COP26 en Glasgow (Escocia) y COP27 realizada a fines del 2022 en Sharm el Sheikh (Egipto). Tomar medidas para asumir este cambio climático es un camino difícil, pero no imposible de cumplir y revertir.

El comercio mundial ha tomado conciencia de la huella de carbono que generan sus procesos y ha buscado también las formas de mitigarla. Estas acciones cruzan desde la elaboración de los productos hasta cómo éstos llegan a los consumidores, es decir, toda la cadena logística.

En la COP26 realizada en Glasgow, se hizo un llamado a las grandes empresas ligadas a la logística a revisar sus procesos para reducir sus emisiones de CO2, con el objetivo de bajar su huella de carbono y así colaborar en detener el calentamiento global.

Te puede interesar: ¿Cómo medir la huella de carbono en vehículos y de qué manera reducirla?

Desde esa Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático del 2021 comenzó a escucharse con más fuerza un concepto: “Logística verde”, el que las empresas mundiales del rubro se comprometieron a adoptar.

Estas temáticas de sostenibilidad para el desarrollo de Ciudades Inteligentes se han abordado en grandes eventos internacionales de Logística y Supply Chain como el Management Logístico en Buenos Aires, Argentina, así como también en FILCE, en Santiago de Chile, donde surgen variados temas de exploración e interés como «Logística Verde, Sustentabilidad, Smart City e Inteligencia Artificial (AI)” en la gestión de la cadena de Suministros.

 Bajando la huella

La logística ambiental o logística verde “hace referencia al conjunto de políticas sostenibles y medidas encaminadas a reducir el impacto medioambiental que causan las actividades de esta área empresarial”.

Esta concepción afecta a la configuración de procesos, estructuras y sistemas o equipos en el transporte, distribución y almacenamiento de mercaderías.

El planteamiento tradicional de la logística suele dejar al margen de la toma de decisiones la sostenibilidad medioambiental. En cambio, el objetivo de la logística verde es encontrar el equilibrio económico y ecológico en esta área del comercio.

Lo que buscamos generar con este enfoque es reducir la contaminación del aire, suelo, agua y molestias auditivas (producto de ruidos), analizando el impacto que tienen cada una de las áreas logísticas, en especial la ligada al transporte; incentivando un uso racional de los suministros, reutilizando contenedores, reciclando embalajes y haciendo extensiva la sostenibilidad a la cadena de suministro. Finalmente, la logística ambiental está marcada también por la concepción de los productos y su packaging, siendo trascendente que ambos se diseñen de manera que se minimice su impacto ambiental.

Te puede interesar: Desafíos empresariales en Latinoamérica: navegar un paisaje complejo

Los retos

Mundialmente, el concepto de logística verde está tomando mucha preponderancia entre las empresas del rubro, y la razón va más allá de la importante y trascendental misión de disminuir la huella de carbono para tratar de revertir el calentamiento global. Las políticas de logística ambiental representan una ventaja competitiva frente a la competencia. No solo revalorizan y potencian las marcas, también representan un elemento diferenciador, que prepara a las empresas para el futuro que, inevitablemente, tiene que ser sostenible y sustentable.

Sin embargo, no es una misión fácil asumir este concepto, ya que la logística es un sector que no se caracteriza por un alto grado de sostenibilidad. Y es que en este ámbito las empresas se enfrentan a obstáculos notables a la hora de poner en marcha políticas de respeto al medio ambiente.

Entre los obstáculos se encuentran:

– La dependencia de los combustibles fósiles (especialmente en el transporte).

– El impacto de las entregas de última milla en el tráfico urbano.

– La falta de infraestructuras que satisfagan las necesidades de los implicados en las actividades logísticas.

– Las tarifas y márgenes tan ajustados de ganancias que no siempre permiten plantearse invertir en automatización de procesos o en equipos de manutención más eficientes.

Así, resulta complicado aplicar políticas de logística ambiental cuando el cliente exige, por ejemplo, entregas en menos de 24 horas que impiden consolidar cargas y aprovechar flujos de transporte.

¿Por dónde comenzar?

Pese a las dificultades, todo cambio parte por un primer paso. Lo que recomiendo a las diferentes empresas de logística, sin importar su tamaño, es medir la huella de carbono de sus operaciones. Para así tener un punto de partida para tomar medidas en pro de la sostenibilidad y controlar los resultados de éstas. Una de las metodologías más extendidas para el cálculo del consumo de energía y de los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero es la Norma Internacional UNE-EN 16258:2013.

En las conferencias de COP27 se anunció por los países participantes un paquete de 25 nuevas acciones de colaboración en cinco áreas clave: energía, transporte por carretera, acero, hidrógeno y agricultura.

Destacando el sector transporte y automotriz puedo señalar que uno de cada tres vehículos nuevos vendidos para el 2030 será eléctrico gracias al crecimiento “explosivo” del mercado, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Los autos eléctricos ya están en camino de representar el 18% de las ventas en 2023. Con las nuevas políticas impulsando el crecimiento en los EE. UU. y la UE, la participación de los modelos eléctricos en 2030 ahora será más del doble de lo esperado hace apenas dos años.

La expansión significa que la demanda de combustibles derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel, en el sector del transporte por carretera, comenzará a disminuir en solo dos años. Alrededor del 5% de la demanda actual de petróleo habrá desaparecido para 2030. Para fines de la década, las ventas de automóviles eléctricos están en camino de reducir las emisiones anuales equivalentes a las de toda la economía de Alemania.

(*) Presidente y Fundador de APLOG, Asociación de Profesionales en Logística. CEO y Fundador de FILCE, Feria Internacional de Logística, Comex e E-Commerce. (Chile).

Nota completa publicada en  Revista Énfasis   edición septiembre 2023.

 

https://www.skynde.com/

Marizú Olivera Orquera

Lic en Comunicación Social, redactora y periodista. Encargada editorial en Énfasis Logística 2021.

Te podría interesar