Por: Gerardo Rodriguez (*)
Nos encontramos culminando el año 2023, un periodo desafiante para las pequeñas y medianas empresas (PyMES) en Argentina. La dificultad que se han encontrado para importar productos se ha acentuado debido a la escasez de dólares, lo que ha afectado el pago a proveedores extranjeros, de logística y de bienes. Esta restricción ha llevado a una disminución significativa en la producción de bienes, dejando a varios sectores en estado de parálisis.
La falta de capacidad para importar ha generado un impacto negativo tanto en las exportaciones como en la competitividad del dólar. El valor de la moneda estadounidense ha sido insuficiente para estimular las exportaciones, ya que se mantiene en niveles bajos, lo que desincentiva a los exportadores. Sin embargo, con el cambio de gobierno y las políticas proyectadas para el próximo año, se anticipa un giro en esta dinámica.
Se espera que, en el primer semestre de 2024, las importaciones que actualmente están en pausa o reducidas experimenten una reactivación significativa. La disponibilidad de dólares para los importadores permitirá que las fábricas reinicien sus operaciones, proyectando un aumento del 30% en los niveles de importación durante este periodo y casi un 50% en comparación con todo el año anterior.
Es razonable que para 2024 se estimen exportaciones de bienes por unos 80.000 millones de dólares. Ello supone un resultado 10% menor al del récord de 2022 (y 18% por encima del de 2023).
Aunque es difícil prever el comportamiento de las importaciones de bienes en 2024, en condiciones productivas básicas la Argentina debería, al menos, importar por cifras similares a las que se prevén para las exportaciones y compensar inmediatamente el atraso importador. Aunque la normalización no va a ocurrir de manera súbita.
En el escenario opuesto, si se logra una unificación del dólar o se establece un tipo de cambio exportador más competitivo, se prevé un aumento constante en las exportaciones a lo largo del primer y segundo semestre de 2024. Muchas empresas ya están preparando productos para exportación, aprovechando la esperanza de una mejora en las condiciones del dólar. Además, algunas compañías ya tienen acuerdos de preventa con destinos como Brasil, Colombia, Perú, Bolivia y otros países del MERCOSUR, lo que sugiere un panorama alentador para las exportaciones.
O sea, en el sector logístico de Argentina tenemos grandes expectativas para el nuevo gobierno. Los principales puntos que se destacan son:
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La reducción de la inflación y la mejora del clima de negocios. Esto permitiría a las empresas reducir sus costos logísticos y aumentar sus inversiones.
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La inversión en infraestructura. El sector logístico necesita de una infraestructura adecuada para poder operar de manera eficiente.
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La simplificación de los trámites aduaneros. Los trámites aduaneros son complejos y burocráticos, lo que dificulta el comercio exterior.
A nivel latinoamericano, surge un concepto interesante: el NearShoring, que implica que las empresas globales establezcan fábricas más pequeñas en diferentes países para reducir la logística y, por ende, los costos. Este enfoque favorece a América Latina, donde los costos son relativamente bajos. Empresas de México, Estados Unidos, Canadá e incluso Europa están considerando establecerse en la región, generando un entorno favorable para las PyMES locales y ampliando las oportunidades de venta de productos.
Entonces, a pesar de los desafíos que enfrentará la microeconomía argentina en 2024 y posiblemente en 2025, especialmente con una proyectada inflación del 150%, las perspectivas empresariales son más optimistas. La reactivación de las importaciones y el impulso a las exportaciones, junto con la tendencia del NearShoring en América Latina, sugieren un año positivo para el comercio exterior y las oportunidades empresariales.
México y Canadá reemplazaron a China como principales proveedores de bienes a Estados Unidos, dado que el nearshoring fomenta una mayor diversificación de las cadenas de suministro. De hecho un informe de Bloomberg dio cuenta que Estados Unidos importó cerca de USD 203.000 millones en bienes de China en los primeros seis del año 20223, esto es 25% menos que el mismo periodo del año 2022, esto hace que China sea el tercer proveedor de mercancías a Estados Unidos detrás de Mexico y Canada.
Por otro lado, según estimaciones del BID, el nearshoring podría incrementar las exportaciones globales de América Latina y el Caribe en USD 78.000 millones anuales. A pesar que la región centroamericana cuenta con una ubicación de privilegio, otros países podrán incrementar sus exportaciones de igual manera o más incluso en el Mercosur. Por ejemplo, Argentina podría exportar adicionalmente USD3.9 millones, Brasil USD 7.8 millones.
(*) CCO y cofundador de Qubik.