Las startups tuvieron su primera aparición dentro del vocabulario empresarial a partir del año 1952, pero comenzaron a popularizarse con la aparición del internet a principio de los 90′. Este concepto se utiliza básicamente para definir una organización humana con gran capacidad de cambio, que desarrolla productos o servicios, de gran innovación, altamente deseados o requeridos por el mercado, donde su diseño y comercialización están orientados completamente al cliente. Esta estructura suele operar con costos mínimos, pero obtiene ganancias que crecen exponencialmente, mantiene una comunicación continua y abierta con los clientes, y se orienta a la masificación de las ventas.
Este término, utilizado actualmente de manera constante en el mundo empresarial, se relaciona con empresas emergentes que tienen una fuerte relación con la tecnología. Debido a su carácter dinámico y fluido con énfasis en el contacto frecuente con los clientes, las startups prosperaron rápidamente utilizando los recursos y oportunidades de negocio que brinda el mundo en conexión permanente atravesado por internet. Pero su auge es aún más reciente, las redes sociales, los smartphones y la pandemia, llevaron a este tipo de emprendimientos a su popularidad y rentabilidad máxima.
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En este marco aparece el concepto de «Scale Up», que traducido al inglés significa: escalar. Una deducción simple indica que se hace referencia a la siguiente fase de esta clase de emprendimientos. Las scaleups son startups consolidadas, que han alcanzado una cotización mayor al millón de dólares y están en posición de diversificar y/o masificar la venta de sus servicios o productos. En términos concretos, según la definición del Scale-up Institute de Reino Unido y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para que una compañía sea considerada una ‘scaleup’ debe haber crecido durante los tres anteriores ejercicios a un ritmo anual superior al 20% en número de empleados o en facturación.
Dada esta conceptualización podemos encontrar una gran cantidad de empresas en Latinoamérica que cumplen con los requisitos para ser consideradas scaleups. Sin ir más lejos, en Argentina hay varios ejemplos de este tipo de empresas, entre las que destacan las plataformas como Ualá o Mercado Libre. Asimismo, el ecosistema de estos emprendimientos en Buenos Aires es el tercero en importancia de América Latina, y acaparó el 67% de la inversión recibida por las startups argentinas en 2021. Una inversión que creció más de un 400% entre el primer semestre de 2020 y el de 2021 (de 41,5 a 210 millones de dólares), a pesar de las dificultades económicas, lo que evidencia la resiliencia de las ‘startups’ de la región.
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