Los recientes movimientos de protesta social que se vienen produciendo en Latinoamérica frente a las crisis económicas y/o políticas que experimentan varios países de la región como Chile, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Argentina, marcan dos fenómenos complementarios:
• Se reitera el ciclo de colonialismo económico con nuevos actores, tanto en el concierto internacional como en muchos países latinoamericanos. ¿Realidad o ciencia ficción?
• se vuelve a reeditar la vieja antinomia entre izquierdas y derechas.
1) Esa reiteración del ciclo colonialista parece ser un karma latinoamericano, al igual que lo son las crisis económicas recurrentes para la Argentina. Se trata de una situación reiterada en la que se repiten dinámicas, con diferentes protagonistas.
Desde la colonización de América Latina parece que nada ha cambiado. Las riquezas de la región quedan en manos de unos pocos, pero nunca derraman en el conjunto de la población.
El ciclo se ha repetido durante los últimos siglos:
• Primero llegaron los españoles y portugueses, luego los franceses y holandeses, quienes por medio de la fuerza extrajeron los metales preciosos y materias primas que vinieron a buscar, y se los llevaron a Europa, sin que las sociedades locales se vieran beneficiadas en su mayoría. En el proceso, los nativos de nuestras tierras fueron explotados. El instrumento que permitió llevar adelante este ciclo fue el conquistador, dominando territorios militarmente, y las instituciones coloniales, gestionando la explotación de los recursos naturales.
• Tras la independencia prácticamente simultánea de la gran mayoría de los países latinoamericanos, al lugar de España, en los aspectos comerciales, lo ocupó Gran Bretaña (aunque ya venía disputando ese lugar desde mucho antes), con la particularidad de que en este período se realizan inversiones de capital extranjero en infraestructura, como el desarrollo de la red de ferrocarriles. Aunque no faltaron las incursiones armadas y la ocupación y usurpación de territorios, como ocurrió con las Islas Malvinas, en el caso de Argentina. El instrumento de esta etapa fueron los capitales extranjeros, para asegurar el control de los canales de distribución de la materia prima y el privilegio de ser el principal comprador de las mismas (en el caso de Argentina se la circunscribió a ser un exportador agropecuario y no industrializado). Más allá de la utilización de la fuerza militar en determinadas oportunidades, incluso fomentando la guerra entre países latinoamericanos. Por ejemplo, la Guerra de la Triple Alianza, detuvo la incipiente industrialización paraguaya, siendo el primer país en la región que contó con un alto horno para fundición.
• Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, como principal vencedor de la contienda, protagonizó un nuevo período colonizador, a través del ofrecimiento de programas crediticios que endeudaron a muchas naciones latinoamericanas, condicionando sus planes de desarrollo. El mecanismo de prestar dinero a países latinoamericanos más allá de sus posibilidades reales de devolución, para imponer políticas con impacto directo en la capacidad de generar riquezas. El instrumento fue y es el FMI.
• En la actualidad, a nivel internacional, China estaría desempeñando el papel que cubría Gran Bretaña durante buena parte del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, imponiendo generalmente balanzas comerciales de exportación e importación que les son favorables, y destruyendo mercados e industrias locales con políticas de dumping. Instrumento: el gobierno chino a través de sus empresas.
• A nivel local, no tenemos que dejar de mencionar una nueva forma de colonialismo doméstico, que se ha desarrollado especialmente desde la década de 1990 -en buena parte de América Latina- y que está representando en las riquezas que un país pierde en manos de estados elefantiásicos, de políticas tributarias confiscatorias, de planes económicos orientados a beneficiar a grupos concentrados, del fomento de la especulación financiera en lugar de la producción, y de negociados y corrupción. Quienes asumen el poder se llevan el dinero y absorben la riqueza de la gente. De esta manera, la sociedad no puede prosperar. El instrumento: numerosos políticos latinoamericanos.
2) La vieja antinomia entre izquierdas y derechas vuelve a cobrar impulso, conformando una nueva grieta continental. A 30 años de la caída del Muro de Berlín, parecen reeditarse determinadas circunstancias de la Guerra Fría, en una América Latina, cada vez más inestable y caliente. La injerencia directa o indirecta de Rusia y Estados Unidos en los procesos sociopolíticos locales vuelve a surgir.
En los años 60, la muestra de los efectos negativos del comunismo era ejemplificada por Estados Unidos en Cuba, mientras que durante los últimos años el ejemplo regional de las consecuencias del totalitarismo de izquierda es representado en Venezuela. En el otro extremo, Chile es exhibido como el paraíso del capitalismo que en realidad pareciera que no era, con profundos desbalances e inequidades entro los que más tienen y los que menos poseen.
Impacto de estos procesos en el progreso y la prosperidad de las naciones. Una mirada reflexiva.
América Latina viene repitiendo ciclos de colonialismo económico desde hace 500 años, perdiendo sus riquezas en manos de España/Portugal/Francia/Holanda, Inglaterra, Estados Unidos y ahora China.
La novedad de los últimos 30 años, como decíamos, es el colonialismo interno o ‘antropofágico’ que se plasmó en el saqueo de riquezas por parte de algunos políticos y empresas en perjuicio de la población. Es decir, nos comimos a nosotros mismos.
Además, tenemos el regreso de las viejas antinomias que signaron al mundo desde 1950 y hasta 1989. Con el peligroso condimento del regreso de los totalitarismos y los golpes de Estado a la región. Y tenemos que sumar las violentas revoluciones populares masivas.
La historia se repite una y otra vez, y en ese proceso, la prosperidad y el progreso de la sociedad quedan para otra instancia. Como en el Juego de la Oca, por momentos avanzamos 5 casilleros, pero luego retrocedemos 20. Los últimos acontecimientos que estamos viviendo en América Latina dan fe de ello.
Las consecuencias de estos ciclos son claramente preocupantes:
Impacto en las empresas nacionales de los países en crisis:
– Dificultades para invertir.
– Mercado interno insuficiente.
– Repetir la historia significa recomenzar permanentemente.
– Dificultades para exportar.
– Dificultades para sostener el desarrollo de sus organizaciones.
Impacto en el sistema educativo:
– Se estudia con fórmulas foráneas.
– Dificultad para aplicar esos conocimientos por razones culturales y conductuales.
– No hay generación de conocimientos propios de LA.
– Importación de conocimiento innecesario para LA.
– El idioma –inglés- como forma colonizadora.
Impacto en el empleo:
– No se pueden generar puestos de trabajo de forma sostenida.
– Esos puestos de trabajo son de escasa calidad debido a la educación foránea.
– Baja inversión, baja empleabilidad.
– Planes sociales que suplen el trabajo.
– Baja dignidad humana producto de sentirse inútiles para prosperar individual y colectivamente.
Impacto en los países:
– Imposibilidad de aplicar planes económicos adecuados a esta realidad.
– El idioma, la moneda y la inflación como métodos de colonización.
– La grieta 1: entre lo europeo y lo americano.
– La grieta 2: ¿aparece China y desaparece Europa?
– Imposibilidad de generar políticas propias.
El 2020 nos encuentra a los latinoamericanos inmersos en un nuevo desafío: el de generar personalidad propia reconociendo nuestras raíces, o definitivamente aceptar que no estamos capacitados para crear y sostener soberanía propia.
(*) El autor es consultor de empresas.