Cumplimiento normativo, excelencia y competitividad

 |   4 de julio del 2017
Cumplimiento normativo, excelencia y competitividad

 En las operaciones logísticas el medio ambiente se ha transformado en un tema de constante preocupación, dadas las incidencias potenciales que tiene esta actividad en la generación de agentes contaminantes. Por esta razón, el sector empresarial cada vez más concientizado, va adecuando sus estructuras a las exigencias ambientales en favor de la sostenibilidad.
Los entornos donde se desarrollan las actividades logísticas muchas veces son sometidos a una gran cantidad de agentes que de manera imperceptible generan importantes daños, comúnmente llamados contaminación invisible o geo ambiental. Por tal motivo, las empresas en su deber de preservar el medio ambiente han tomado como desafío empresarial encontrar nuevas estrategias que promuevan el desarrollo logístico con responsabilidad ambiental.
La innovación como camino
Esto significa que las empresas deberán llevar adelante constantes planes de inversión en sus áreas de innovación, ciencia y tecnología para ser eficientes en el manejo de sus estructuras, en el trazado de sus rutas, en la gestión de cargas, en el almacenaje, en el reciclaje de sus desperdicios e incluso en las medidas de seguridad, que en general como en tantas otras áreas, son relevantes para garantizar la protección ambiental.
Por consiguiente, dado que la innovación se transforma en una variable crítica de éxito para que los procesos logísticos estén debidamente contenidos en un marco de preservación ambiental, es necesario que el sector se vuelque hacia las Energías Renovables con la reconversión de sus procesos a tecnologías limpias, y posiblemente el llamado Triángulo de Sábato, puede transformarse en una respuesta eficaz para alcanzar de mejor modo este desafío.
Este postulado promueve un trabajo conjunto de los actores sociales y se constituye en un modelo de política que requiere la conformación de una estructura científico-tecnológica orientada al sector económico para lo cual se necesita indefectiblemente de la presencia de tres agentes. El Estado, el cual participa en el sistema cómo diseñador y ejecutor de la política pública, creando condiciones, normas, reglamentos, promoviendo el cumplimiento de las normas ambientales; un sector científico – tecnológico que ofrece soluciones sostenibles y transfiere a los actores demandantes dicha innovación, y por último, el sector privado – consumidor interesado en lograr mejores condiciones de vida. Esto significa que las empresas en su conjunto y de manera permanente y coordinada deben contribuir a la mejora de las condiciones ambientales.
Al referirnos a la expresion «de manera coordinada», significa que los procesos de la cadena de valor deben estar sincronizadas en todas sus etapas para generar condiciones de competitividad en las que la logística ambiental juega un rol determinante.  
Los criterios colaborativos en la adecuación medio ambiental del sector logístico contribuyen a agregar valor y, por ende, mejorar la competitividad. Hacer sostenible y sustentable la competitividad solo será posible si se combinan los aspectos económicos, sociales y medioambientales, que resultarán en un mayor potencial de desarrollo y de capacidades que ayudarán a alcanzar mejores parámetros de eficiencia.
Un circuito virtuoso
Desarrollar políticas empresariales en estos aspectos, es mejorar los niveles del producto final, creando mayor demanda y por consiguiente más consumo. Al optimizar las cadenas de valor se mejora su eficacia en toda su estructura, y eso se refleja en una reducción de costos que va a repercutir en mejores precios y mejores prospectivas comerciales. Sin duda, esta evolución de la demanda del mercado se convierte en un factor impulsor clave para la innovación, el desarrollo, la tecnología y la creación de valor en cada uno de los niveles de la cadena, lo cual da lugar a una mejora continua del suministro y al aumento de los beneficios en precio y calidad para los consumidores.
Este circuito virtuoso solo sucederá totalmente si además contemplamos la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) como factor complementario al medio ambiente, por tanto, se entiende que según se van integrando los principios y políticas de RSE y sostenibilidad en su forma de gestionar, las empresas se estarán adelantando a los cambios, y estarán preparadas a las nuevas exigencias del mercado. Existen empresas que ya lo están aplicando y muestran, así, su capacidad de adaptacion al cambio, como un factor asociado a la excelencia y competitividad.  
Plantearnos un futuro empresarial altamente competitivo en el sector logístico ambiental, es también plantearnos la necesidad de generar pilares de apoyo en la calificación de los recursos humanos que posibilitarán la incorporación de innovaciones al proceso con permanentes ganancias de productividad, y de ese modo, la sostenibilidad del crecimiento será el maximizar la autonomía en el manejo de la política comercial.
Estos conceptos son utiles al abordar la logística vinculada al transporte de productos químicos y tóxicos, ya que éstos presentan a su vez riesgos de mayor consideración para la sociedad y el medio ambiente, cuyo acondicionamiento y transporte requiere un tratamiento especial.  Así es que, la logística de estos productos debe considerar toda la cadena y que va más allá del traslado comprendiendo: la producción, el envasado, la carga, el transporte, la descarga y el des-envasado para la utilización.
Cumplir las normas es el camino
Por ser parte del MERCOSUR, en Argentina se comenzó a legislar en la temática a partir de la década del 80, y durante la década del noventa se aprobó la normativa que hoy rige en los países miembros, y que fue internalizada en Argentina como Ley de Tránsito N° 24.449 y en varias Resoluciones de la Secretaría de Transporte.
Esta normativa sufre constantes actualizaciones y modificaciones que, por lo general, surgen primero a nivel de los tratados internacionales, para después ser incluidas en la legislación de cada país y posteriormente en las Provincias y Municipios, ya que estos regulan legislación adicional aplicada al transporte de mercaderías peligrosas.
Finalmente, el marco de actuación de los sectores logísticos asociados está definido por la legislación, ya que esta determina si los insumos son compatibles con la siguiente etapa de la cadena de valor, si el producto final es apto para el consumo y si las actividades logísticas son sostenibles desde un punto de vista social y medioambiental.
De modo que, el desafío para las empresas es mantenerse estrictos en el cumplimiento de las normas, pues están determinan la sostenibilidad, la compatibilidad y la protección del consumidor, pues están orientadas a alcanzar objetivos sociales y medioambientales.
Las normas, a su vez, desempeñan un papel fundamental en cada etapa de la cadena y en la interacción entre proveedores y clientes, formando el núcleo central del negocio que gira en torno a la logística de entrada y de salida, al marketing y las ventas, al servicio de posventa y a los sistemas de operación en general.
Por tanto, un sistema de gestión ambiental como prioridad en el sector logístico tendrá un beneficio positivo sobre el resultado final de una empresa, ya que ésta aumentará su efectividad, cubrirá de mejor modo las necesidades de los clientes, alcanzará de mejor modo su adecuación a las exigencias del mercado, y convertirá los problemas ambientales en una oportunidad comercial.

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