Cada vez que se abre una puerta se aplica una fuerza sobre un punto para mover un objeto, que está sobre un eje giratorio. Al hacerlo se ejerce lo que la física denomina «un torque» (o un par de torsión), que se mide en Newton metros (Nm) o kilográmetros (kgm). El torque se aplica al abrir una puerta o al apretar una tuerca con una llave inglesa. También sucede en una rueda o, en relación al transporte, en el cigüeñal de un motor. El torque en un camión es, precisamente, lo que permite trasladar mercancías pesadas.
«En el caso nuestro, que gestionamos vehículos de carga, lo fundamental es el torque, que es la capacidad de levantar un peso, moverlo. En cambio, los autos de carrera necesitan mucha potencia: lo que interesa en ese caso es la velocidad», explica Rodrigo Ujaldón, instructor de conductores de Scania Academy LA.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre potencia y torque? La clave está en el tiempo, ya que el torque no tiene en cuenta esa variable. Descripta de manera simple, la potencia es la cantidad de fuerza que se puede ejercer en una unidad de tiempo determinada. Pero, cuando el objetivo es hacer mucho esfuerzo para llevar cargas pesadas y reducir al mínimo el consumo de combustible, la variable «tiempo», al igual que la velocidad, queda relegada.
«Los motores Scania apuntan a las bajas revoluciones para prolongar la vida útil (mientras menos giros realice, menor será la fricción) y disminuir el consumo de combustible. Para tener bajas rpm (revoluciones por minuto), necesitamos una distancia de volteo de cigüeñal mucho mayor para que, en una vuelta -al hacer más ‘palanca’-, genere mucho más torque», resume Ujaldón.