Tras una mañana volátil, en la que el real vio caer su precio rápidamente, el Banco Central anunció que vendería contratos de swaps cambiarios por US$ 1700 millones. Fue la segunda vez en diez días que la entidad monetaria usó este recurso para controlar la depreciación del real; el 22 de septiembre vendió US$ 2750 millones. De todas formas el ministro de Economía, Guido Mantega, subrayó ayer que el gobierno no piensa establecer un tipo de cambio fijo. «El cambio seguirá fluctuante en Brasil», señaló, durante una conferencia de prensa en San Pablo. «Tendremos un real menos supervalorizado. No sé en qué nivel, porque no hay un nivel ideal de cambio», agregó el funcionario, que meses atrás hizo malabares para contener la situación inversa, la sobrevaluación de la moneda.
Septiembre fue el mes que marcó un antes y un después, ya que el real perdió cerca del 17% de su valor en 30 días y se convirtió en la moneda que más se depreció frente al dólar. Aunque una devaluación del real era buscada por las autoridades brasileñas para impulsar sus exportaciones, la fuerte suba del dólar tiene un impacto negativo sobre la inflación -principal preocupación del gobierno-, ya que aumenta los precios de los productos importados, tanto los de consumo directo como los de las materias primas para la industria. En los últimos 12 meses, la inflación llegó al 7,23%, muy por encima de la meta establecida por el gobierno, del 4,5%, con dos puntos porcentuales de tolerancia.
En su presentación, Mantega aprovechó para reiterar su opinión sobre la alta tasa de interés referencial que mantiene el Banco Central, que con el 12% anual es una de las más elevadas del mundo. Según él, debería ser de entre 2 y 3 puntos porcentuales por sobre la inflación. «Obviamente, no podemos lograr eso de la noche a la mañana. Necesitamos tener las condiciones adecuadas y el Banco Central tomará la decisión; decidirá cuándo es posible hacer eso, con un ojo constante en la inflación.»
Fuente: lanacion.com