Fabricados en los Estados Unidos, los equipos se utilizan para levantar y manipular diferentes cargas: en la construcción, áridos, tosca, tierra, grava y escombros; en el agro, cereales, granos, fardos y chips de madera, y en la industria, fertilizantes, escoria de fundición, chatarra, metales y celulosa.
Las minicargadoras tienen diferentes capacidades, de 704 a 953 kilos de materiales. Sus motores turboalimentados diésel Yanmar, de origen japonés, tienen potencias que van de 45 a 69 caballos de fuerza, y están virtualmente libres de humos y olores, a raíz de su diseño en base a las estrictas regulaciones EPA TIER 4 Fase III.
Dichos motores ofrecen un ahorro potencial del 10% de combustible, permitiendo economizar unos 2.000 litros anuales o, traducidos en dinero, unos 3.000 dólares cada doce meses. Esto se debe a la tecnología de los motores, que permite un consumo racional de la inyección de combustible cuando se encuentran en altas y bajas revoluciones.
Las minicargadoras 314G y 318G, de levantamiento paralelo, tienen una mayor extensión de los brazos, permitiendo la carga de camiones de trocha alta. Los modelos 312GR y 316GR, de levantamiento radial, por su parte, resultan ideales para trabajos de excavación.
En todos los casos, sus configuraciones compactas (las medidas del modelo 312GR son 2,63 metros de largo sin el balde usado para el transporte de carga, 1,96 metros de alto de cabina y 1,60 metros de ancho sin balde) les permiten operar en lugares estrechos como celdas de silos, hornos de la industria siderúrgica, criaderos de pollos u obras urbanas en espacios limitados.
Al disponer de conectores hidráulicos, además, las minicargadoras pueden utilizar más de cien implementos, desde un martillo para demolición hasta un brazo retroexcavador para excavaciones en profundidad, desde una zanjadora de tierra para tendido eléctrico hasta una fresadora para el pavimento, y desde un rodillo pata de cabra para lograr compactaciones de suelo hasta grampas para cargar y movilizar troncos y estructuras de gran tamaño.
«Las minicargadoras ya empezaron a tener una excelente recepción en el mercado. Para el 2018, la obra pública viene con el viento de cola propio de los proyectos que ya se están ejecutando y continuarán el año próximo. Lo mismo ocurre con la agroindustria, cuya actividad está en crecimiento», explica Diego Viladesau, gerente de Producto de Grupo Palmero.