Tras los resultados de las elecciones legislativas, el Gobierno busca revertir la opinión pública a través de una serie de medidas orientadas a “cuidar el bolsillo”. En este marco se inscribe la decisión de postergar hasta marzo la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC). Ambos tributos, que tienen un impacto directo en los precios finales de las naftas y el gasoil en los surtidores, debían aplicarse a partir del pasado miércoles 1° de diciembre.
En términos oficiales, la razón esgrimida para justificar esta disposición es “asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios”. Cabe aclarar, que los valores de naftas y gasoil en los surtidores se encuentran congelados desde el mes de mayo, pese a que desde entonces el precio internacional del petróleo Brent pasó de unos USD 69 a USD 71,34 al cierre del lunes 29 de noviembre. Sin embargo, en Argentina, los últimos aumentos escalonados los encabezó YPF en marzo.
La preocupación por parte de las empresas crece. De hecho, la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (CECHA), que agrupa a los dueños de estaciones de servicios, está en alerta por la caída del volumen de ventas a raíz de la situación económica profundizada por la pandemia de COVID-19. Según un informe de la entidad, desde 2018 se perdió el equivalente a 5,2 meses de ventas.
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