La tecnología desarrollada en torno a los vehículos autónomos representa uno de los saltos más importantes de los últimos años para la movilidad a nivel mundial. Actualmente, los proyectos vinculados a estos sistemas se encuentran en etapas incipientes y se limitan a asistir a los conductores. En este nivel se encuentran los avances como el control antibloqueo de frenos, el de tracción y estabilidad, los radares o cámaras que permiten mantener una velocidad crucero adaptativa y el freno autónomo de emergencia.
Estos sistemas ya se encuentran en gran parte del parque automotor nacional e internacional, permitiendo a los usuarios prescindir de la conducción activa por breves lapsos de tiempo y en situaciones puntuales. El desafío radica en pasar a las siguientes fases, en las cuales la participación humana pasa a ser marginal y se da solo a partir de la solicitud del vehículo, lo que se cataloga como el Nivel 3. Cabe señalar que para circular en la vía pública como Nivel 3, previamente se debe escanear digitalmente todo el entorno en el que se autorizará esa tecnología, para incluir en el sistema de los autos toda la información de los obstáculos fijos que tiene el recorrido.
Después, a través de cámaras, sensores, radares y radares LiDAR, las unidades podrán funcionar registrando el movimiento de otros vehículos y peatones, pero siempre a una velocidad máxima de 60 km/h y con la condición de tener a una persona sentada detrás del volante para tomar la conducción cuando el sistema lo requiera. En las etapas finales (Nivel 4 y 5), estos podrán prescindir del todo de la intervención de los individuos y los autos dejarán de contar con volantes y pedales.
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Esta tecnología no cuenta con un marco legal en la mayoría de países ya que su capacidad es limitada y sigue en evaluación, pero la autorización para su uso en la Argentina está incluida en el proyecto de Ley Ómnibus elevado al Congreso por el presidente Javier Milei. Se trata de una de las tantas modificaciones sobre la Ley de Tránsito que propone el Ejecutivo en su mega iniciativa. De aprobarse en ambas cámaras, se permitirá la circulación en el país de “todo vehículo automotor que cuente con un sistema de conducción que no necesita de la intervención humana”, tal como consta en los artículos 627 y 628 del documento.
En ese sentido el artículo 629 señala que, para poder circular, los autónomos deberán “contar con un software autorizado por el Poder Ejecutivo Nacional” que únicamente será otorgada si “se demuestra fehacientemente una siniestralidad menor al promedio de la siniestralidad correspondiente a la conducción humana”. Así, se compararían datos de una eventual “circulación provisoria” a modo de prueba o de su uso en otros países para constatar la seguridad de las unidades. Por último, la legislación propuesta indica que todo vehículo autorizado deberá “consignar un número telefónico visible en el exterior” para poder contactarse con los responsables en caso de detenerlo en la vía pública.
Uso de vehículos autónomos en el mundo
Una de las automotrices con más avances en la conducción autónoma es Mercedes-Benz, que ha evaluado su uso en algunos tramos de autopistas en Alemania y en el estado de Nevada (EEUU). Por su parte, Honda hizo lo propio en circuitos específicos de Japón y tiene algunos modelos que han sido autorizados a circular bajo la reglamentación de Nivel 3, es decir que el auto se conduce por su cuenta, pero precisa de la intervención humana en momentos puntuales.
En tanto, los modelos de Tesla no cuentan con autorización alguna para que su sistema FSD (Full-Self Driving), por lo que se considera que sus vehículos están en un Nivel 2+, ya que tecnológicamente podrían ser Nivel 3 pero aún no tienen la homologación. Por el contrario, el sistema de robotaxi de origen chino está habilitado en varias ciudades de China y en California. En San Francisco se acaba de retirar el permiso a la empresa Cruise, propiedad de General Motors, que ya no podrá operar debido a numerosos accidentes que ponen en duda la efectividad de la tecnología.
En los casos mencionados se realizó una adaptación de la vía pública para que estos modelos puedan funcionar de manera eficiente. Ese es el desafío la que se enfrenta la Argentina para lograr el desembarco de automotrices con unidades de conducción autónoma. Lo primero que debería ocurrir es una mejora sustancial en la calidad de las arterias, desde calles hasta autopistas o rutas. Como segunda medida, se debe montar todo el sistema de señalización que detectarán los vehículos, lo que incluye pintura de las líneas demarcatorias y la totalidad de las señales de tránsito como ya hay en algunas ciudades estadounidense, chinas y japonesas. Así, la Argentina podría convertirse en uno de los primeros países de la región en habilitar la circulación de estos vehículos en todo el territorio.