La lubricación ocupa un rol estratégico en la gestión de costos de las flotas de transporte. Así lo reconoce la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), que analiza este aspecto mes a mes dentro de los principales componentes que impactan en la operación y mantenimiento de los camiones. De acuerdo a un artículo de la marca de lubricantes Mobil, su funcionalidad en profundidad y las diferentes alternativas disponibles resulta esencial para lograr un equilibrio entre eficiencia técnica y beneficio económico.
Aunque la lubricación representa un mantenimiento inevitable, su abordaje adecuado permite transformar una obligación en una inversión inteligente. No solo reduce el riesgo de fallas mecánicas, sino que además optimiza la eficiencia operativa. Cumplir con los plazos y estándares técnicos establecidos garantiza un efecto positivo sobre el rendimiento de la flota, minimizando tiempos muertos y reparaciones costosas.
Existen múltiples estrategias para optimizar los procesos de lubricación y reducir su impacto económico. La experiencia de más de 150 años de Mobil ofrece un marco confiable para identificar las prácticas más efectivas. Según la firma, la correcta selección de productos de lubricación no solo prolonga la vida útil de los activos, sino que también influye directamente en los tiempos de recambio y los costos totales de mantenimiento.
Medios de lubricación
Dentro de las diversas formas de lubricación, las grasas constituyen una opción básica pero frecuentemente subestimada. Una grasa lubricante se compone de un aceite base, espesantes y aditivos. Esta combinación le proporciona la capacidad de adherirse a las superficies, incluso en posiciones verticales, asegurando la protección prolongada de las piezas sin necesidad de un cárter o depósito de aceite.
El uso de grasas lubricantes es indispensable en aquellos componentes donde no se puede aplicar aceite líquido. Gracias a su alta viscosidad y adhesividad, las grasas resisten mejor la acción de contaminantes como el polvo o el agua, ofreciendo una barrera protectora adicional. Además, su permanencia en la zona de contacto contribuye a reducir significativamente la fricción y el desgaste, al tiempo que facilita el movimiento a bajas temperaturas.
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No obstante, elegir simplemente «una grasa» no es suficiente. Cada componente del vehículo demanda productos específicos según sus condiciones de operación. Las tecnologías en grasas y aceites evolucionan constantemente, adaptándose a los nuevos diseños mecánicos. Por ello, la correcta selección del lubricante adecuado para cada caso es vital para maximizar la vida útil de los componentes y mantener la eficiencia operativa.
En el caso de los camiones, se recomienda prestar especial atención a rodamientos de rueda, ejes cardan y chasis. Los rodamientos requieren grasas con aceites base de viscosidad media, resistencia a altas temperaturas, protección antidesgaste bajo condiciones severas y alta estabilidad mecánica. En tanto, para los ejes cardan y los puntos de lubricación del chasis, se sugiere utilizar grasas multipropósito de alta calidad que garanticen una protección confiable contra oxidación y corrosión.
Entre las propiedades que debe ofrecer una buena grasa lubricante se destacan su capacidad para soportar cargas elevadas, evitar la entrada de contaminantes, resistir la oxidación y ser compatibles con los sellos de los componentes. Estas características permiten alargar los intervalos de relubricación, reduciendo así los costos de mantenimiento y mejorando la disponibilidad de las unidades en operación.