Por: Enrique Sánchez (*)
El transporte intermodal se alza como una necesidad imperativa en el escenario logístico mundial. En el corazón de esta transformación se encuentran dos fuerzas convergentes: por un lado, la creciente conciencia ambiental y la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; por otro lado, la necesidad de optimizar la eficiencia y la resiliencia de la cadena de suministro en un contexto marcado por la globalización y la complejidad de los mercados. Según datos del Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE), la carretera sigue siendo el principal medio de transporte de mercancías en Europa, representando el 96% del total. Esta dependencia excesiva plantea una serie de desafíos ambientales y de congestión, así como de resiliencia y seguridad en la cadena de suministro.
El transporte por carretera representa una fuente significativa de emisiones de CO2 y otros contaminantes atmosféricos, lo que subraya la necesidad de reducir estas emisiones para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París. Además, la congestión en las vías no solo impacta sobre la eficiencia logística, sino que también afecta negativamente a la calidad de vida en las ciudades. Esta situación resalta la urgencia de invertir en infraestructuras ferroviarias y marítimas para mejorar su capacidad y conectividad, al tiempo que se fortalece la resiliencia del sistema de transporte ante situaciones adversas como huelgas, desastres naturales o crisis internacionales.
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Iniciativas como el Pacto Verde, establecido por la Comisión Europea, proponen reducir significativamente la dependencia del transporte por carretera, derivando el 75% del tráfico hacia modos alternativos como el ferrocarril y el transporte marítimo. Este enfoque no solo busca reducir las emisiones, sino también mejorar la eficiencia y la competitividad de la cadena logística.
¿Cómo diversificar los modos de transporte?
Al trasvasar el tráfico hacia modos más sostenibles, se logra una reducción significativa de las emisiones de CO2 y otros contaminantes, contribuyendo así a los objetivos de neutralidad climática. De igual manera, la diversificación de los modos de transporte mejora la eficiencia y la resiliencia logística, reduciendo los tiempos de entrega, los costes operativos y la vulnerabilidad ante eventos adversos. Paralelamente, las empresas que adoptan prácticas intermodales ganan en competitividad al mejorar la calidad de servicio, la flexibilidad y la capacidad de adaptación a los cambios en el entorno económico y regulatorio. También es interesante la ampliación del alcance geográfico, donde la intermodalidad facilita la expansión de las operaciones comerciales a través de una mayor conectividad entre regiones y países, aprovechando la infraestructura de transporte existente y mejorando el acceso a nuevos mercados.
Transformación hacia la intermodalidad
La transformación hacia la intermodalidad requiere de una combinación de innovación tecnológica y colaboración entre los diferentes actores del transporte y la logística. En este sentido, la digitalización y la automatización juegan un papel fundamental al mejorar la visibilidad, la eficiencia y la seguridad de las operaciones logísticas. Tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA) y el blockchain están revolucionando la forma en que se gestiona y opera la cadena de suministro. Estas herramientas permiten optimizar los procesos, predecir y gestionar de manera proactiva los riesgos, mejorar la trazabilidad y la transparencia en toda la cadena. La cooperación entre los distintos modos de transporte y las empresas de la actividad logística también es esencial para impulsar la intermodalidad. La interoperabilidad y el intercambio de información en tiempo real se convierten en elementos clave para una gestión eficiente y coordinada.
Logística colaborativa
Aquí es donde surgen conceptos como la logística colaborativa, que busca aprovechar las sinergias entre los diferentes actores para mejorar la eficiencia y reducir los costes. El principal hándicap de la colaboración empresarial radica en la diversidad de sistemas e integraciones que tienen de manera disgregada, siendo excesivamente complejo disponer de la trazabilidad de manera integral de los envíos y expediciones. Para lograr tener esta colaboración horizontal e interoperabilidad, es clave disponer de un estándar, tanto para gestionar la colaboración entre las entidades que participan en la cadena de suministro como para la auditoría de eventos de los bultos en su trazabilidad, disponiendo de una herramienta que logre que todos los actores hablen en un idioma universal.
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¿Qué es Standtrack?
Es aquí donde surge Standtrack, desarrollado por CITET (Centro de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías) siendo el estándar para la identificación y trazabilidad de los paquetes y la comunicación entre los agentes que intervienen en el transporte de mercancías. El fin de afrontar los nuevos retos en la logística de transporte y distribución de mercancías:
- Interoperabilidad
- Colaboración horizontal
- Trazabilidad integral
La premisa básica de Standtrack es la creación de un sistema unificado donde cada actor de la cadena comparte la información de los bultos, desde el origen hasta la entrega final, lo que permite una trazabilidad completa y unificada mediante un único código. Esta iniciativa no solo facilita la gestión de la información, sino que también contribuye a la reducción de errores, el seguimiento y toma de decisiones en tiempo real y habilita la gestión de los bultos con una única etiqueta, lo que minimiza el impacto ambiental.
Si bien existen desafíos significativos en términos de infraestructura, tecnología, regulación y coordinación, también se abren oportunidades sin precedentes para mejorar la sostenibilidad, la eficiencia y la competitividad de la cadena logística. Es crucial que todos los actores involucrados, incluyendo gobiernos, empresas, administraciones y sociedad, trabajen de manera colaborativa y coordinada para impulsar esta transformación. La adopción de estándares como Standtrack facilitan este proceso al proporcionar herramientas y marcos de referencia que promueven la interoperabilidad, la transparencia y la trazabilidad en el transporte.
Microhubs urbanos
En el ámbito urbano se identifica el potencial de la intermodalidad a través de los microhubs, emergiendo como una solución innovadora para facilitar la interconexión de diferentes modos de transporte y optimizar la distribución de mercancías en áreas metropolitanas densamente pobladas. La implementación de microhubs urbanos promueve la intermodalidad al permitir la transferencia fluida de mercancías entre modos de transporte.
Por ejemplo, un camión de carga puede descargar su mercancía en el microhub, donde luego es redistribuida a través de bicicletas de carga eléctricas en la última milla de entrega. Este enfoque no solo reduce los tiempos de tránsito y los costes operativos, sino que también disminuye la huella de carbono de las operaciones logísticas urbanas. Además de mejorar la eficiencia logística, los microhubs urbanos también contribuyen a la reducción de la congestión de los vehículos y la contaminación del aire en áreas urbanas al fomentar el uso de modos de transporte más sostenibles y menos contaminantes. Al descentralizar las operaciones de distribución y promover la consolidación de envíos, estos centros ayudan a optimizar la capacidad de carga de los vehículos y a reducir el número de trayectos necesarios para la entrega de mercancías.
(*)Director de Proyectos y Desarrollo de CITET (Centro de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías), España.
Nota completa publicada en Revista Énfasis edición mayo 2023.