*Por: Eutivio Toledo
En un entorno de incertidumbre, caracterizado por la disrupción de los procesos, la actividad de realizar una predicción o pronóstico, no está exenta de sufrir un trastocamiento más pronunciado que aquel asociado a su propia naturaleza. Si, porque por principio no hay que olvidar que todo pronóstico está errado, y por lo tanto se debe tomar como una fuente de información. No es real, ni de sentido común, emplearlo como meta u objetivo.
Lo anterior nos lleva no solo a tener plena conciencia de su significado, sino que más allá, determinado el error de la prospección, analizar los orígenes del mismo. Lo que podríamos describir como la causa raíz de dicho indicador. Y no es para eliminarlo, acción fútil, sino para comprender a cabalidad el por qué de su tenor, relevancia e importancia. En la formación estadística, se ubican formas y métodos de cálculo de los errores al momento de realizar un pronóstico.
De hecho, las aplicaciones que emplean inteligencia artificial, lo llevan a cabo tan adecuadamente, que en verdad hay que ser un conocedor experto en modelos estadísticos o probabilísticos, para determinar alguna falencia y cuestionar, correctamente, el mejor modelo a emplear. Para sacar el máximo partido de la determinación del error, seguidamente se despliegan algunas recomendaciones.
Actualice el origen de los datos reales de comparación
Así como los datos de la demanda son importantes para la estimación, cualitativa o cuantitativa, del nuevo pronóstico; los mismos deben ser tomados – capturados en idioma de tecnología de información – de la realidad. No se puede aplicar la fórmula de cálculo de error (dato real versus dato pronosticado) sin tener ello debidamente establecido.
Se deben emplear los mismos tipos de unidad, con periodos de tiempo de igual tenor. No se pueden emplear datos de una categoría o familia de productos en otra, así sean casi idénticas. En resumen, las condiciones de comparación deben las mismas para los datos tomados y los de comparación.
El método de cálculo debe ser igual en todo momento, no puede verificarse un cambio o intercambio de fórmulas. ¿La razón? El resultado debe ser consistente, en términos de reflejar y analizar hacia dónde se dirige el proceso. Un error emitido en unidades físicas, no puede ser cambiado súbitamente a unidades de carácter porcentual o viceversa. Es decir, la consistencia en la medición es primordial.
¿Tenemos que asumir una fórmula de cálculo única e imperturbable? No, en absoluto, pero para aprovechar correctamente la retroalimentación informativa, ésta debe ser obtenida sin cambios en los parámetros, y si deben realizarse ajustes, se han de realizar bajo esquemas de consenso y con una óptica de obtener más y mejor información.
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