La gestión de abastecimiento encara en 2026 un cambio estructural: dejará de medirse solo por la reducción de costos para posicionarse como un eje estratégico en torno a sostenibilidad, digitalización y cumplimiento regulatorio. Las empresas que no logren garantizar transparencia y trazabilidad en sus cadenas quedarán relegadas de los mercados más exigentes.
El caso más claro es la Regulación Europea contra la Deforestación (EUDR), que desde 2026 impedirá el ingreso de cacao, soja o palma sin pruebas verificables de su origen. “En 2026 no será el año de empezar, será el año de estar listos”, subrayó Oscar Sarkis, CEO de Suplos, al referirse a la urgencia de anticiparse a este tipo de normas. A ello se suman el CBAM y la CSRD, que exigirán reportes de emisiones y de sostenibilidad corporativa a proveedores de cualquier región.
Herramientas 4.0
La digitalización y la inteligencia artificial se consolidan como respuesta a estas exigencias. Herramientas de geolocalización satelital, blockchain y analítica predictiva permiten rastrear en pocos días cadenas de suministro antes imposibles de verificar. Lo que era un piloto en análisis de contratos o riesgos pasará a ser práctica habitual, transformando el rol del área de compras en un espacio clave para la estrategia corporativa.
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La coyuntura económica seguirá influyendo en las decisiones. Aun con proyecciones de moderación de la inflación, los costos de financiamiento, la volatilidad del tipo de cambio y las tensiones comerciales demandarán contratos flexibles y diversificación de proveedores. En este terreno, la gestión de abastecimiento se convierte en garante de la continuidad del negocio, más allá de la negociación de precios.
El estudio de Suplos señala que más del 40% de las empresas en América Latina ya solicitan información de sostenibilidad y trazabilidad a sus proveedores, el doble que en 2023. La tendencia muestra que los criterios de selección dejaron de centrarse en el ahorro inmediato para priorizar confiabilidad, transparencia y desempeño ambiental, factores cada vez más valorados también por inversionistas.
El déficit de talento especializado en analítica, sostenibilidad y compliance es otro desafío central. Las compañías deberán invertir en formación y atraer profesionales con capacidades para liderar procesos de transformación digital. “Los mayores desafíos de 2025 no están en la negociación, sino en la falta de información confiable para tomar decisiones estratégicas», señaló Sarkis.
De cara a este escenario, las recomendaciones apuntan a poner la digitalización en el centro, adoptar cuanto antes la inteligencia artificial, establecer indicadores de sostenibilidad como KPI de negocio y construir resiliencia mediante alianzas de largo plazo. En síntesis, el abastecimiento en 2026 dejará de ser un área de soporte para convertirse en una pieza estratégica que defina competitividad, acceso a mercados y legitimidad frente a clientes e inversionistas.
´*Datos de Suplos, plataforma latinoamericana para gestionar compras.

