El crecimiento del sector eólico global enfrenta un desafío logístico cada vez más complejo: trasladar por tierra palas de más de 100 metros de largo. Los límites físicos de las rutas, los puentes y las curvas hacen que el transporte terrestre de estos componentes se convierta en una tarea extremadamente costosa y difícil de ejecutar.
En ese contexto, la compañía estadounidense Radia desarrolló un proyecto inédito que busca transformar la logística de la industria: la construcción del avión más grande del mundo, diseñado especialmente para transportar palas de turbinas eólicas directamente hasta los parques donde serán instaladas. El modelo, bautizado WindRunner, fue concebido para operar en condiciones que los aviones de carga tradicionales no podrían afrontar.
Con 108 metros de largo y 80 de envergadura, contará con cuatro motores y podrá aterrizar en pistas de tierra de apenas 1,8 kilómetros. Esta característica lo convierte en una solución flexible para zonas remotas, donde la infraestructura vial es limitada. La aeronave está pensada para eliminar la dependencia de rutas terrestres y reducir los tiempos y costos logísticos que hoy condicionan el despliegue de nuevos proyectos eólicos a gran escala.
Desde Radia señalan que la clave está en “pensar en grande”. Su fundador y CEO, Mark Lundstrom, explicó que la industria enfrenta un límite físico y económico que solo puede superarse trasladando los componentes más voluminosos por vía aérea. “La energía eólica está limitada, a menos que descubramos cómo transportar estos objetos gigantes por aire”, sostuvo. Para Lundstrom, las turbinas de próxima generación, con potencias de hasta 10 megavatios, requieren una infraestructura logística acorde, ya que “las turbinas más grandes hacen que los parques en zonas con vientos moderados sean rentables”.
Características del WindRunner
En términos técnicos, el WindRunner podrá trasladar hasta tres palas de 80 metros, dos de 95 o una de 105 metros, con un alcance de 2.000 kilómetros por vuelo. Su fuselaje, construido principalmente en aluminio, está diseñado para soportar vibraciones y aterrizajes sobre terrenos no pavimentados, mientras que las alas, de materiales compuestos, se ubican a gran altura para evitar daños durante las operaciones en campo.
Te podría interesar: Lo que dejó el XXXII° Encuentro Nacional de Logística Empresaria.
Lundstrom detalló además que el avión contará con alas rectas que le permitirán aterrizar a una velocidad de apenas 185 km/h, similar a la de una aeronave ligera, garantizando seguridad y maniobrabilidad en entornos adversos. El desarrollo del avión avanza con el respaldo de figuras destacadas del sector energético y político. Entre los asesores de Radia se encuentran el exsecretario de Energía de Estados Unidos, Ernest Moniz, y el exprimer ministro australiano Malcolm Turnbull.
Según la empresa, el proyecto demandará una inversión de miles de millones de dólares y ya cuenta con acuerdos con varios proveedores estratégicos. Buena parte del financiamiento provendrá de programas de apoyo a la innovación y a la transición energética impulsados por organismos públicos y privados de Estados Unidos. Más allá de su aplicación civil, el WindRunner también podría tener usos complementarios en el ámbito militar, debido a su capacidad para trasladar grandes volúmenes de carga en condiciones extremas. Sin embargo, el objetivo central de Radia sigue siendo la descarbonización de la logística eólica.
Si logra cumplir con los plazos previstos —el primer vuelo está proyectado para fines de 2029 y la certificación de la Administración Federal de Aviación podría concretarse en 2031—, el WindRunner marcará un hito en la relación entre aviación y energía. En palabras de Lundstrom, “el objetivo no es solo volar más alto o más lejos, sino permitir que la energía eólica llegue a nuevos lugares y escale a un nivel verdaderamente global”. Con esa premisa, el avión más grande del mundo no solo buscará revolucionar la ingeniería aeronáutica, sino también redefinir la cadena logística de una de las industrias clave en la transición hacia un sistema energético más sostenible.

