Lo afirmaron Juan Carr, fundador de Red Solidaria; Alejandro Vercellana, secretario de la Fundación Banco de Alimentos, y Claudio Teloni, responsable de Donantes de Alimentos de esta última ONG, durante el último desayuno del año organizado por la Asociación Argentina de Logística Empresaria (ARLOG).
Ante la presencia de más de 60 personas, los representantes de ambas instituciones solidarias explicaron cómo ayudan a la población más necesitada de nuestro país, cuáles son las principales demandas existentes y de qué modo abordan sus programas. El encuentro organizado por ARLOG se llevó a cabo el 19 de noviembre pasado en el hotel Sheraton de la Ciudad de Buenos Aires.
Alejandro Vercellana señaló que «la Fundación Banco de Alimentos es una entidad sin fines de lucro que busca ser un puente entre los que sufren hambre y aquellos que desean colaborar mediante un canal transparente y eficiente que les garantice que su donación llegará a quienes más lo necesiten. Su accionar, en la actualidad, se concentra en la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. La misión de la fundación, además de solicitar, almacenar y distribuir alimentos, es educar acerca de la naturaleza del problema del hambre y la desnutrición».
Al respecto, sostuvo que recurren mucho a alimentos que no se pueden comercializar por roturas en el embalaje o algún otro problema que no afecta la calidad del producto. «El Banco recibe esos productos y los redistribuye. Actualmente, son más de 400 los comedores que reciben estos productos», explicó. También damos cursos de cocina y limpieza a la gente que colabora con los comedores. Y certificó ISO 9001 para darle transparencia y seguridad a los procesos logísticos.
A continuación, Teloni aseveró: «Nuestra tarea es tratar de identificar la mercadería que sale del circuito comercial pero puede ser aprovechable. Una vez que está el ofrecimiento, nos hacemos cargo de ir a buscarlo y de hacerlo llegar a nuestro depósito. Luego, lo clasificamos. El 30 por ciento de la mercadería que entra requiere de un proceso de manipulación. Para ello, contamos con ayuda de voluntarios de empresas e individuales que acondicionan la mercadería. Luego, el producto entra al sistema de gestión de inventarios que permite poner en contacto con los más de 400 comedores que asisten a más de 80 mil personas».
«Una vez que el pedido está acordado, los comedores se acercan al depósito ubicado en San Martín, desde donde se realizan alrededor de 30 despachos por día. Cuando la donación fue entregada, se le brinda al donante una rendición. Es la trazabilidad que nos pide la mayoría de las empresas. La idea es que la empresa que donó sepa adónde fue a parar cada bulto que distribuimos y cuántas personas se beneficiaron. Es fundamental la transparencia en este proceso», continuó.
Teloni también comentó que en la actualidad están trabajando en programas de rescate de frutas y verduras, colecta de kiwis y mermelada de arándanos, gracias a distintos interlocutores que prestan colaboración. Además, precisó algunos números del último ejercicio de la fundación: 2.900 toneladas de alimentos recibidos, 464 comedores atendidos, 78 mil personas beneficiadas, 74 empresas donantes de alimentos y 16 empresas donantes de servicios logísticos.
Al mismo tiempo, admitió que «la oferta es insuficiente y está concentrada, ya que el 72 por ciento del volumen es donado por seis empresas». En cuanto a la demanda, subrayó la imposibilidad de cubrir la necesidad de alimentos de todos los comedores. Con respecto a la logística, expresó que cuentan con un depósito de 600 metros cuadrados en San Martín, 276 posiciones en racks y 20 en pisos, cámara de congelados y refrigerados.
Con relación a los fletes, indicó que atienden 594 pedidos por mes, con destino al Gran Buenos Aires. En tanto ingresan 569 pallets por mes. Agregó que hay una gran necesidad de donaciones de fletes. A modo de conclusión, detalló la manera de colaborar con el Banco de Alimentos: «Se puede ayudar donando alimentos, fletes, espacios en depósitos e insumos como cajas, bolsas para frutas y cintas de embalaje».
Para finalizar el desayuno, Juan Carr explicó que Red Solidaria es una organización no gubernamental fundada en 1995, que agrupa a voluntarios para salvar vidas o mejorar la calidad de vida de numerosas personas. Más del 60 por ciento de las cien llamadas diarias que recibe la entidad corresponde a personas que quieren ofrecer su tiempo, ropa o medicamentos a los más necesitados.
«Establecemos un nexo entre los que necesitan y aquellos que puedan cubrir cada una de estas necesidades. El mecanismos es simple: vemos quién puede cubrir cada una de esas necesidades: un amigo, una fundación, una multinacional… Si ese mecanismo no funciona, llevamos esa necesidad a los medios de comunicación. Al respecto, señaló que 5.300 argentinos esperan un transplante de órgano y 4.500 esperan un riñón, y dos padres por día nos cuentan que su hijo se perdió y hay que buscarlo», siguió.
Como contrapartida, señaló que «cada vez que hacen una convocatoria para satisfacer una necesidad reciben una oleada de solidaridad». Para ejemplificar, señaló que hicieron una campaña con el Hospital Garrahan para reciclar papel y tapitas de gaseosas, con el propósito de arreglar la sala de quemados. «El costo era de 850 mil dólares. La posibilidad de llegar a esa cifra resultaba muy compleja, pero continuamos con la iniciativa y nos inundaron de tapitas y papel. A cuatro meses de campaña, la cantidad de papel puesto uno sobre otro es tres veces la altura del Everest. Terminamos juntando 1,15 millón de dólares», afirmó. Y completó: «Para cambiar el mundo necesitamos compromiso».