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FIEL presentó la primera entrega de sus proyecciones logísticas 2021

 |   2 de enero del 2020
FIEL presentó la primera entrega de sus proyecciones logísticas 2021
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La crisis provocada por la pandemia profundizó la caída de la economía Argentina, que desde mediados de 2018 presentaba ya serias dificultades. Ante esta situación excepcional, los números de la actividad económica se desplomaron a niveles históricos, afectando desde luego al sector logístico, que si bien fue considerado desde el inicio de la cuarentena como “actividad esencial”, sufrió fuertes caídas en sus volúmenes, aumentos de costos y pérdida de competitividad.

 

Por primer vez de forma virtual y con las consecuencias de la pandemia como eje central, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), realizó la primera entrega de sus Proyecciones Económicas para Operaciones Logísticas 2021. Formaron parte de esta entrega inicial Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL y el Dr. Lucio

Zemborain de Estudio Zemborain. La segunda parte de este Encuentro Virtual será el 18 de noviembre de 2020.

Análisis de la situación económica y financiera

Juan Luis Bour tuvo a cargo la primera de las presentaciones, en la que comenzó por repasar la dinámica de la economía global con la llegada de la pandemia. “El mundo ha enfrentado la pandemia con estrategias diversas, con mayor o menor aislamiento, pero sin embargo en todos lados ha habido una misma respuesta económica: el impulso de política fiscal y política monetaria, con el objetivo de limitar el impacto económico. Pero tanto el distanciamiento como la desconexión que se ha producido a nivel mundial, han llevado a contracciones importantes de la actividad económica”.

De acuerdo con el economista, la caída del producto en los primeros seis meses del año ha registrado bajas cercanas al 20% en países como España, Reino Unido, Argentina y Francia, entre otros. Sin embargo en varios países del Sudeste Asiático la caída del producto bruto interno ha sido menor, como por ejemplo China, donde la evolución de su PBI fue prácticamente nula durante el primer semestre.

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Precisó que en muchos casos la recuperación ha sido rápida, pero que se ha registrado un importante freno en la tasa de inversión en los países de la OCDE y lo mismo ha pasado en China, por lo que es probable que el crecimiento pueda ser más lento de aquí en adelante.

En cuanto a Estados Unidos, indicó que el uso de la capacidad instalada se ha recuperado después de una caída muy fuerte, donde pasó del 80% a menos del 65%, recuperándose ahora al 72% aproximadamente. En empleo el impacto fue también muy fuerte en el país norteamericano, donde típicamente el mercado reacciona muy fuerte, pero también es rápida su recuperación: tras una caída inicial de 20 millones de puestos de trabajo, ya se recuperaron 10 millones de ellos.

Señaló que el FMI proyecta que del nivel 100 que tenían los distintos espacios económicos en 2019, el mundo está cayendo algo así como 5%: Europa algo más 7, 8%, Estados Unidos 6%, Japón alrededor del 5% y China terminaría el año con un pequeño crecimiento, una situación anómala después de casi 35 años de fuerte crecimiento ininterrumpido. Para el organismo internacional, en 2021 probablemente China y otros países del sudeste asiático puedan ubicar su PBI por arriba del nivel de 2019, y en 2022 posiblemente también EEUU lo haga. Claramente una salida que va a llevar tiempo, en parte por la magnitud de la caída y en parte por el tipo de recesión que hemos tenido.

En resumen, “A nivel mundial estamos navegando aguas desconocidas. Hay que esperar menos crecimiento por menor inversión, un dato importante es que está aumentando la dispersión de las tasas de retorno entre sectores, se ven sectores a los que les va mucho mejor y otros a los que les va mucho peor. Claramente va a haber algún deterioro de la distribución del ingreso, tanto por empleo como por salario real, porque eso es lo que está pasando” destacó Juan Luis Bour.

“La respuesta de la mayoría de los países a esta panedemia ha sido de política fiscal y monetaria muy laxas, lo que aumenta la posibilidad de que se genere inflación más alta durante algún tiempo. Hay bastante discusión en este punto, pero en la medida en que haya algo más de inflación en el mundo, es decir que pasemos de algo menos de 2% a algo más de 3% o 4%, pueden también darse burbujas en los precios de los activos, y esto es volatilidad, que puede darse también para las economías emergente porque además va a haber algún impacto sobre las monedas, con impacto en el precio de los commodities. Algunos países verán mejoras en sus términos de intercambio y otros empeoramiento por su situación. Argentina probablemente vea mejoras debido a un poco de viento de cola por precio de commodities, una de las pocas buenas noticias del día de hoy”.

El impacto en Latinoamérica

La región latinoamericana ha sufrido fuerte el golpe pero con diferencias bastante notorias entre los países. Siempre de acuerdo con el economista jefe de FIEL, algunos países presentan caídas no muy importantes del producto, como en el caso de Paraguay y Uruguay, donde esperan una baja del PBI de 35,5% y Paraguay incluso algo mejor que eso.

Luego hay un grupo de países con caídas de 4 a 6% como Bolivia, Colombia, Brasil y Chile.

Le sigue un tercer grupo con contracción del producto esperado para este año de entre 8% y 10%, donde se ubican Ecuador y México. Y finalmente un grupo de países con caída mayor al 10%, como Perú 12%, Venezuela 27% y Argentina 12%.

“Estas variaciones del PBI tienen también fuerte relación con los confinamientos y en la medida en que se sale de ellos mejora la situación de los países. La expectativa es de una salida gradual de las cuarentenas y, como consecuencia, una mejora en la actividad. Para Brasil, un socio importante para nosotros, sus proyecciones y expectativas han mejorado, así como la actividad. El nivel de uso de capacidad tuvo un bajón muy fuerte y una recuperación muy marcada a niveles parecidos a los de los últimos tiempos, que no eran muy buenos, pero prácticamente se han recuperado los niveles pre pandemia. La perspectiva es que su PBI finalmente caiga 5.1%, una mejora ante las proyecciones inciales que estimaban una caída cercana al 9%”. Sin embargo, en cuanto al efecto que esto puede tener para Argentina, advirtió, “hay que tener en cuenta que Brasil es cada vez menos demandante de productos argentinos, si bien sigue demandando y mucho, lo hace menos en relación al tamaño de su economía. En su momento, el 11% de las importaciones de Brasil provenían de Argentina, eso fue cayendo en las últimas décadas y el año pasado ese índice llegó solo al 6% de las importaciones totales de Brasil”.

La situación local

Sobre la situación en Argentina, el especialista de FIEL indicó que la industria se está “recuperando brevemente” vía producción intermedia, mientras que la producción de bienes de capital no mejora y tampoco hay una mejora clara en bienes de consumo durables, “Sí ha habido mejoras en los bienes intermedios y se mantiene estable la producción de bienes no durables, como alimentos y bebidas. Más allá de los productos de consumo doméstico está también la industria de exportación, que ha tenido un buen desempeño que ha sostenido la actividad. Ha habido una parte de la industria con buen desempeño y otra parte con una caída notoria. Los últimos datos de agosto muestran que la industria mejoró 2.4% respecto de julio, sin embargo la difusión en términos de cuántos sectores tienen mejora es muy baja, solo 36% están mostrando mejora. Estos niveles van a mostrar una progresiva mejora pero claramente volver a los niveles previos, que es el primer objetivo a lograr, va a llevar tiempo, pero está claro que la industria está en un ciclo de salir del pozo que tuvo en el mes de marzo y abril”.

Por otro lado, precisó que hubo alguna mejora en el precio de los commodities y que si bien el petróleo ha recuperado, aunque no a los niveles anteriores, sí lo han hecho el cobre y la soja. “Esto es básicamente por la recuperación de China, la depreciación del dólar y, como decía antes, Argentina puede beneficiarse con la soja un poco más alta. El comercio argentino está mostrando gran superávit comercial, la diferencia entre exportaciones e importaciones se ha agrandado, básicamente por la caída de las importaciones. Se importaban más de 6 mil millones de dólares mensuales y hoy en día son 3 mil millones mensuales, un número bajo para cualquier consideración histórica reciente. Las importaciones caen por la recesión, el encarecimiento y por las restricciones.

Tenemos una mejora del superávit comercial de bienes, que este año cerraría en más de 16 mil millones de dólares, por lo que deberíamos estar inundados de dólares, pero no es así.”

Inflación, PBI y sequía

Destacó también que estamos ante un mal año para la agricultura, que ha tenido caídas por la sequía que está afectando fuertemente al trigo. Por lo que si bien se espera una mejora para el año próximo, este año juega negativamente por la cuestión climática.

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“La economía está rebotando y va a rebotar, pero quizás le lleve mucho tiempo volver a los niveles de 2019. Nuestras estimaciones muestran que podría llevar 4 años o más, que son niveles bajos porque eran resultado de dos años seguidos de recesión 2018 y 2019. Obviamente volver al PBI por habitante lleva más porque la población crece 1% por año.

El consumo se va a recuperar, pero en el corto plazo va a crecer menos que el PBI. El consumo ha tenido una caída dramática, en el segundo trimestre cayó un 22% frente al segundo trimestre del año pasado, no hay registro de caídas de esta magnitud”.

En relación a la evolución de la inflación, Juan Luis Bour indicó, “va a aumentar, si bien el presupuesto dice que va a bajar. Los controles de cambio y las restricciones están para quedarse, hay cepo hasta que pueda aguantar y después parece claro que habrá nuevo régimen cambiario. La restructuración de la deuda resolvió los problemas solo en parte, ahora viene la otra, la etapa del fondo monetario. Eso significa hablar de temas fiscales, monetarios, política del banco central, el régimen cambiario, etc. La cuestión fiscal ha empeorado, se pasó de un déficit de 1 punto el año pasado a un déficit de 8,5, y se proyecta 4,5 para el año próximo. Un déficit de 8,5 no tiene registro en décadas en Argentina, y cuando se tiene mucho déficit y no se puede financiar se hace con emisión monetaria”.

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Respecto de las causas del déficit se refirió a los subsidios a la energía, que de acuerdo al rumbo actual, terminarían volviendo a los niveles de 2015, cuando representaban 3 puntos del PBI, lo que se habían bajado a 1.4. Por lo que el tema subsidios volvería a ser relevante. Indicó además que la circulación monetaria está creciendo al 90% interanual y que, mientras dure la cuarentena la demanda de liquidez se sostiene, pero es posible que luego esa demanda se vuelque al dólar. Lo que cambió favorablemente es el déficit de la cuenta corriente, básicamente porque ya no hay déficit por turismo, que se achichó enormemente y en el segundo semestre será seguramente nulo, de acuerdo al análisis del economista. “La caída del PBI de este año sería la segunda caída mayor en los últimos 150 años”.

Los desafíos futuros

  • Flexibilizar la cuarentena sin colapsar.
  • Resolver el exceso de pesos acumulado y que se sigue acumulando.
  • Restablecer precios relativos (incluyendo tarifas y reducción de brechas) en contexto de alto desempleo.
  • Proponer programa para converger a superávit primario de 1% en mediano plazo.
  • Evitar incurrir en nuevo default.
  • Lograr credibilidad del programa económico del gobierno.

Relaciones laborales y jurídicas en las operaciones logísticas

A su turno, Lucio Zemborain analizó la situación actual y la del año próximo en cuanto a la situación laboral y sindical para el sector. Para ello comenzó por un repaso de los últimos hechos del pasado reciente con impacto en el presente, “A mediados de 2018, la abrupta crisis del mercado de cambios en Argentina, trajo aparejadas consecuencias en el mercado laboral. Un cóctel que trajo aparejado que el gobierno de entonces, hacia fines de octubre, dispusiera intervenciones en el mercado laboral mediante normativas de alcance general que llegaron, al momento de recambio institucional, con una seria crisis del mercado laboral propia del sistema económico en que estábamos en ese momento”.

“El nuevo gobierno trajo viejas recetas para encontrar una salida a la crisis, que ya han sido probadas y han fracasado tantas veces como las han instrumentado. La primera de ellas, a solo tres días de haber asumido, fue decretar la emergencia ocupacional, que estableció por 180 días la duplicación de las indemnizaciones por despido sin causa. Sin embargo desde la vigencia de la norma de la emergencia ocupacional y por la circunstancia de la pandemia, se han destruido 4.8% de los empleos del sector privado, que involucra a casi 290 mil trabajadores, de los cuales 123 mil son de la industria de la construcción. Evidentemente la norma de la duplicación no ha sido eficaz para evitar que se reduzcan los puestos de trabajo del sector privado”.

La otra vieja herramienta a la que hizo referencia el Dr. Zemborain fue el aumento general del salario por decreto, a través de sumas fijas. “Un aumento de 3 mil pesos para todos los trabajadores en el mes de enero que se llevaría a 4 mil en el mes de febrero. Obviamente estos incrementos no impactaron de igual forma en todas las actividades, ya que no todas estaban en la misma situación económica, no todas tenían los salarios no fijados o vencidos los acuerdos, había acuerdos salariales que se solapaban con estas sumas fijas, etc. En el caso de los operadores logísticos, que mayoritariamente aplican al convenio 40/89, coincidió el mes de pago de la primera cuota de la suma fija, con el mes donde se había pactado realizar la negociación salarial que vencía. Así fue que en febrero se incorporó este aumento, lo que no impidió que se generaran tensiones adicionales, en una negociación que como todos saben no es sencilla, con un gremio tan reivindicativo como el gremio de camioneros y con métodos que no siempre cumplen con la normativa vigente”.

De acuerdo con el especialista, la llegada de la pandemia puso en jaque a la economía argentina con las medidas excepcionales de aislamiento social obligatorio. Para evitar despidos generalizados, el poder ejecutivo dictó por decreto la prohibición de despedir sin causa. “Sostengo que pretender evitar los despidos por decreto implica una manifestación de deseo más que una norma efectiva. Desde la declaración de la pandemia, con esta norma vigente, se han destruido 170 mil puestos de trabajo. De mantenerse vigente, lo que va a producir es que algunas empresas que podrían salvarse achicando su dotación a la realidad económica que deben afrontar, tengan que cerrar porque serán económicamente inviables. Por eso sostengo que mantener este tipo de disposiciones en el tiempo, vulnera derechos y garantías constitucionales”.

Esencial y sin ayuda

En relación a la actividad jurídica, el consultor recordó que “el gobierno ha aclarado que no está dentro de sus herramientas políticas y económicas instrumentar una reforma laboral. Esto es una muy mala noticia para el sector empresario, pero entendemos que de algún modo la realidad se va a terminar imponiendo a las ideas, y que alguna suerte de modificación laboral más tarde que temprano tendrá que pensarse, si es que no quieren que el empleo privado siga perdiendo importancia sobre el empleo público y los planes sociales”.

Se refirió también a los mecanismos de ayuda aplicados para ayudar al sector privado, pensados para que aquellos que estuvieran particularmente dañados por el aislamiento social obligatorio que se dispuso el 19 de marzo, tuvieran por parte del estado algún tipo de ayuda. Esta ayuda del denominado ATP representó un 50% de los salarios pagados por el estado, que fueron abonados en los casos en que fue aprobado y con topes. “Para aquellos que lo recibieron constituyó una ayuda importante, ayuda que fue acompañada también de una postergación del pago de las contribuciones al SIPA, que también ha sido un aporte valioso para quienes lo recibieron. Sin embargo las actividades declaradas esenciales, como los operadores logísticos y los transportes de cargas, si bien se vieron también impactados por la pandemia no tuvieron este tipo de ayuda. A pesar de que igualmente sus economías fueron impactadas, en primer lugar por la caída de la actividad, ya que en la mayoría de los rubros han caído significativamente los volúmenes transportados. Además, desde un principio adaptarse a las normas ha generado improductividades que han impacto gravemente en los costos por nuevos insumos, por evitar el solapamiento de turnos de trabajo, armar modalidad de células para evitar contagios masivos, y porque los trabajadores de riesgo se encuentran licenciados de prestar servicios, así como aquellos que tienen hijos en edad escolar y deben dedicarse a su cuidado. En los estudios que hemos hecho en las cámaras que represento, un mínimo de 10% de las dotaciones forman parte de los grupos de riesgo, y en algunas actividades donde hay dotaciones de personal con mucha antigüedad las dotaciones llegan hasta el 30% de grupo de riesgo. El estado debería evaluar qué hace con esta circunstancia. Esto debería ser pagado por la seguridad social. Podemos entender que la economía argentina no lo permite, pero de algún modo esto debería estar resuelto para el próximo periodo, porque todo parece indicar que esto se va a prolongar”.

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