Como resultado de esta compleja situación, los gobiernos deberán apelar a financiar los subsidios a desempleados, a través del aumento de la carga fiscal para las empresas y la mayoría de los ciudadanos que trabajan. El desafío será encontrar formas de mejorar la perspectiva de inserción laboral de las personas en este contexto y hacia el futuro inmediato. La buena noticia es que hay senderos por trazar que serán de utilidad.
“Identificar y nutrir las habilidades adecuadas para este nuevo mundo, será clave. Incluso antes del Covid-19, los CEOs estaban preocupados por encontrar, conservar y desarrollar el talento necesario para el mundo moderno. Es poco probable que esta preocupación disminuya aun en una recesión económica y es por ello que muchas organizaciones se comprometen a mejorar y volver a capacitar (upskilling) a todos sus empleados.” comenta María Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Organisation de PwC Argentina.
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Los cambios en la naturaleza del trabajo y el mundo laboral acelerados por la tecnología y la demografía, tendrán impacto sobre cuatro grupos específicos de personas en diferentes etapas de sus carreras:
1. Jóvenes: aquellos que acaban de terminar la universidad, cuyas perspectivas laborales habituales ahora están en duda debido a la recesión.
2. Trabajadores de mediana edad que enfrentan la presión de una variedad de obligaciones financieras y la posible pérdida de empleo a medida que la economía enfrenta dificultades, y sienten que no están preparados para adaptarse a la velocidad del cambio tecnológico.
3. Aquellos que se ubican cerca de la edad de jubilación pero que pueden no tener ahorros suficientes o pensiones lo necesariamente sólidas y, por lo tanto, deberán continuar trabajando.
4. Los trabajadores que están en los extremos: aquellos que siempre luchan por sobrevivir y cuyas perspectivas laborales ahora son más reducidas que nunca. En una recesión, enfrentan problemas aún más difíciles con la vivienda y el bienestar básico, que en muchos países será necesaria la intervención del gobierno, y requerirán su apoyo para adquirir nuevas habilidades.
Comprender estas tendencias ayudará a identificar formas de adaptarse al entorno en transformación e incluso brindar confianza a aquellos que hacen frente a la irrupción del cambio tecnológico y el impacto de la pandemia.
Para Álvarez Apa, “la carrera profesional tradicional no existirá de la misma forma que una vez fue y el cambio se acelerará con la crisis del Covid-19. En vez de pedirles a las personas que elijan una profesión o carrera, se debería alentarlos a descubrir qué tipo de problemáticas desean abordar y desarrollar las habilidades para resolverlas, porque la resolución de problemas es una habilidad transferible que no cambiará con la tecnología”.
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En algunas empresas, los líderes comenzaron a comprender que, en lugar de acercarse a su grupo de talentos como una sumatoria de cargos, mejor es analizar los conjuntos de habilidades y aptitudes que poseen y si no cuentan con ellas, los líderes deberán encontrar formas de desarrollarlas internamente a través de la capacitación adicional. La identificación del conjunto de habilidades puede ser una forma de ayudar tanto a empleados como a empleadores a determinar las mejores oportunidades de desarrollo profesional y de capacitación.
“Aquellos que hemos estado trabajando durante muchos años inicialmente pensábamos en nuestras carreras como un vector con escalones lineales. Si los trabajadores deben seguir siendo vitales para la economía, esta concepción tendrá que cambiar a medida que las personas vean cómo las habilidades adquiridas en una industria pueden aplicarse a otra. Yo llamo a esto “adyacencia ágil” ya que es fundamental permanecer abierto a las posibilidades y a lo que la era digital trae consigo, incluso en medio de una incertidumbre como la actual. Sostener la curiosidad en lugar de temer sobre lo que vendrá, mantenerse activo, adoptar el aprendizaje a lo largo de toda la vida, traerá éxito en cada línea de trabajo” finaliza María Fernanda Álvarez Apa.
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Marcela Vincenti
