La oferta de bioetanol -a partir de caña de azúcar- podría incrementarse hasta 21 veces, según estimaciones del INTA, de acuerdo a la superficie agroecológicamente apta para ese cultivo. Esta evaluación será presentada el 17 de abril en la jornada sobre energías renovables en el NOA organizada por la Revista de Investigaciones Agropecuarias (RIA) del INTA y la Universidad Nacional de Salta.
En la jornada, que se realizará en el Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Profesiones Afines de la ciudad de Salta, expondrán varios investigadores del tema, entre quienes se destaca Alejandro Valeiro, coordinador del programa nacional de Cultivos Industriales del INTA, quien aseguró que «la producción de etanol se incrementará en forma exponencial».
El potencial de esta alternativa será destacado, además, durante la megamuestra INTA Expone NOA, que abrirá sus puertas del 20 al 22 de abril en Cerrillos, a 12 kilómetros de Salta. Con entrada libre y gratuita, allí se presentarán todas las actividades y aportes que realiza en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja.
«En la Argentina -explicó Valeiro- hay alrededor de 7,5 millones de hectáreas aptas para el cultivo de caña de azúcar (2,5 de las cuales son muy aptas), lo que permitiría incrementar en forma exponencial la producción de etanol y resguardar, al mismo tiempo, los bosques nativos, la biodiversidad y la seguridad alimentaria».
Si bien en el país existen cada vez más iniciativas para producir bioetanol a base de maíz, el cultivo de caña es mucho más eficiente en términos de producción de energía por hectárea, por lo cual el INTA recomienda orientar la producción en ese sentido.
Así, en función de las áreas potencialmente cañeras definidas, desde 2009, se llevan adelante ensayos de variedades de caña en Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y el norte de Santa Fe, además de algunos sectores no tradicionales del NOA.
Pero «para sostener una expansión realmente sustentable, el INTA trabaja en determinar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en el cultivo de caña; en mejorar la eficiencia energética del cultivo y en desarrollar tecnologías que eviten impactos ambientales como la reducción de la quema de caña como práctica de cosecha. Además, se estudia el uso de los efluentes industriales para fertilización de los cultivos; la generación de energía con los residuos de cosecha o la reducción de los residuos de envases de agroquímicos», aclaró el investigador.
«Acompañamos muy de cerca el desarrollo de Brasil, el principal productor mundial de etanol de caña de azúcar», destacó Valeiro, quien consideró que una alianza con ese país resulta fundamental para impulsar la producción de este biocombustible.
«En la Argentina hay cerca de 350 mil hectáreas y 10 ingenios que hoy producen bioetanol; en Brasil son ocho millones de hectáreas de caña y casi 500 destilerías, por lo que no tiene sentido competir sino complementarse y asociarse en el desarrollo de tecnología y en los mercados que se van abriendo», concluyó.