La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recibió hoy en la sede del gobierno de Brasil, el Palacio del Planalto, a la canciller de Alemania, Angela Merkel, una visita que el Poder Ejecutivo brasileño espera que sirva para atraer más inversiones desde el país europeo, especialmente hacia el área de infraestructura y logística, como carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos.
Merkel subió la rampa del Planalto y, tras posar para la foto oficial, mantuvo una reunión reservada con la jefa de Estado de Brasil. En una declaración a la prensa, la canciller alemana dijo que las empresas de su país «están dispuestas a invertir todavía más en Brasil», donde actúan más de 1.300 compañías de origen alemán.
«Podemos ampliar nuestro comercio. Necesitamos condiciones confiables de inversión», dijo la canciller alemana, que busca mejorar el acceso a Brasil para productos farmacéuticos y tecnología médica de su país.
En tanto, el gobierno brasileño apunta a empresas como Siemens, Fraport y Deutsche Bahn para que se interesen en su programa de modernización de infraestructura que prevé inversiones por 64.000 millones de dólares. El intercambio comercial entre Brasil y Alemania superó los 20.000 millones de dólares en el 2014.
Previamente ministros brasileños y alemanes se encontraron separadamente para tratar acuerdos en sus respectivas áreas, como economía, educación, agricultura, trabajo, energía, cultura, salud, medio ambiente, seguridad social, ciencia y tecnología y comercio exterior, entre otras.
Brasil y Alemania firmarán 17 acuerdos en áreas como innovación, investigación, minería, educación, en el ámbito militar, en educación, salud y seguridad alimentaria.
En la víspera Merkel y su comitiva fueron recibidos en una cena en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial brasileña, que se extendió por casi tres horas.
La agenda de la visita incluye discusiones sobre temas globales como la conferencia sobre cambio climático COP21, que se realizará en diciembre, y la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, sobre la que Brasil y Alemania tienen posturas convergentes y trabajan para incorporarse al cuerpo de forma permanente.
Fuente: diario BAE