La globalización de la mano de la tecnología de las comunicaciones y de la información, trajo buenas y malas noticias para el sector de la logística y supply chain. Buenas, porque nunca antes se había pensado y hablado tanto de su rol diferenciador y el enorme valor de una cadena de suministro bien administrada, para conseguir diferenciarse competitivamente, reinventándose cada vez que la competencia se acerca demasiado. Malas noticias, porque no terminamos de entender adónde nos lleva este profundo cambio que estamos atravesando, ni cuánto va a durar, cómo digerirlo, cuál camino tomar o con qué herramientas hacerle frente.
Es importante tener en cuenta que el problema que enfrentamos es un cubo con varias aristas:
1. ¿Cómo reformarnos mentalmente para lograr un sistema educativo y de formación profesional que nos permita rápidamente insertarnos en el siglo XXI?
2. ¿Cómo entender que estamos en transición, con cambios tan importantes como los que originó la Revolución Industrial, y que aferrarse desesperadamente a las formas y herramientas del pasado tiene poco valor para el rescate masivo de gente y talentos?
3. ¿Cómo lograr un sentido de identidad cultural cuando el mundo globaliza el consumo como nunca?
4. ¿Qué hacer cuando -al mismo tiempo- algunos países están tomando acciones muy concretas para captar materia gris y armarse de una buena reserva de técnicos, ingenieros, científicos y emprendedores?
5. ¿Cómo innovar para que el modelo que se genere como respuesta, sea inclusivo y brinde oportunidades a la mayor cantidad posible de personas, sin licuar su calidad, ni su exigencia a la hora de evaluar resultados tangibles?
Quizás queden en el tintero algunas otras características importantes, pero vamos a intentar explicar aspectos de la formación en logística y supply chain en América Latina:
– Se intenta resolver parcialmente las cuestiones mencionadas, pero no en su totalidad. No se termina de entender el enorme desafío y alcance que plantea la formación en estas áreas.
– En los programas de estudio, los temas se cubren en forma fraccionada, sin desarrollar la visión de logística o supply chain, como herramientas de negocios económicamente sustentables. No se enseña a pensar los problemas de las organizaciones en forma sistémica, aunque los impactos se sientan sistémicamente en la vida diaria de las empresas.
– Se utilizan herramientas de formación de los siglos XIX y XX, dándole preponderancia a la formación académica: con masters y especializaciones, que pujan por insertarse en un entorno de formación universitaria clásica y ganarse un lugar, comparándose con Marketing, Finanzas u Operaciones.
– No reflexionamos que el sistema académico actual fue desarrollado en el siglo XIX como respuesta a los desafíos planteados por la Revolución Industrial. La característica de aquella época, que se termina, era: «con un título universitario, tendré un trabajo». Luego fue: «con un master o un posgrado, podré obtener un trabajo». Hoy eso ya no es cierto. Por supuesto que es mejor tener esos títulos que no tenerlos, pero nadie asegura que con un título se garantice un trabajo y poder mantenerlo.
– No se tiene en cuenta que el legado de la Revolución Industrial fue la contratación masiva de mano de obra porque las máquinas así lo requerían, pero hoy ocurre lo contrario: las máquinas cada vez nos necesitan menos.
– Tampoco se considera que ha cambiado la escala. Antes lo importante era el volumen, la producción masiva; y hoy se puede pensar en la producción unitaria.
– Todos sentimos una presión constante por mejorar y saber más. Pero a la vez, no tenemos tiempo ni recursos, ni podemos asegurarnos inmovilidad laboral.
– Queremos resultados precisos de la formación que encaramos.
CONTEXTO EN ARGENTINA Y AMÉRICA LATINA
En los países latinoamericanos recién estamos comenzando a transitar los primeros pasos en la formación en logística y supply chain, fundamentalmente desde la perspectiva mencionada en los párrafos anteriores.
Suena a herejía decir que estas áreas no son especialidades académicas, sino formaciones profesionales que, al igual que Internet y las comunicaciones, cuanta más gente se sume y sepa, mejor. Aún no las vemos como un elemento de integración social y económica y no tan sólo un mero fenómeno de transporte o distribución.
La formación académica es, por definición y por su razón de ser, exclusiva y excluyente, y no tiene sentido diluirla para hacerla popular y masiva. Por eso es que con dicho método, se logra resolver para unos pocos, con herramientas fuera de contexto y sin solucionar el problema de la gran mayoría.
EL SENTIDO DE LA IDENTIDAD CULTURAL
Cada país debe resolver algunas preguntas fundamentales: ¿En qué somos buenos? ¿Adónde tenemos oportunidades de diferenciación? ¿Cómo hacer para sumar a la mayor cantidad posible de las reservas humanas? ¿Cómo encontrar para cada habitante una solución adecuada que le permita responder a los desafíos actuales y venideros con la mayor eficiencia posible en el uso del tiempo y recursos económicos disponibles?
No se puede encarar en una buena escala y con resultados sólidos ningún proyecto económico y de desarrollo, que no se apoye sobre una buena logística y gestión profesional de la supply chain. La historia actual se vuelve a leer a la luz de lo que ocurrió al final de la Segunda Guerra Mundial:
producir una nueva onda inmigratoria de talentos. En el IEEC hace 20 años que venimos madurando estas ideas y confrontándolas con la realidad que vemos en América Latina, y nos preocupa:
– La reincidencia en encarar la educación y la formación como iniciativas dentro de los sistemas formales de las universidades; lo que lleva a sistemas educativos lentos, excluyentes y caros.
– Faltan modelos mentales de país, y una iniciativa para posicionar a logística y supply chain como necesarias para la generación de riqueza, inclusión geográfica y social, y fuente de oportunidades para participar en un modelo económico de desarrollo e inclusión.
Argentina tiene por el momento buena actualización en el desarrollo de estos conceptos y en la visión integradora a través de los procesos, de enseñar a mapearlos, de vincularlos a los flujos de información y a los sistemas, y de aplicar las técnicas de planificación y de gestión logística más avanzadas. En otros países latinoamericanos no vemos aún tanto desarrollo.
Sin embargo, vemos en muchos países una enorme cantidad de iniciativas que facilitan el lanzamiento de nuevas empresas, que buscan atraer inversiones, abrir importaciones, fomentar exportaciones, transformar empresas para que sus productos y servicios tengan «estándares mundiales» competitivos, y atender a los reportes e indicadores globales de competitividad; provocando un vibrante desarrollo económico, que los llevará a preguntarse por lo que no saben y luego a transitar el camino que ya han recorrido otros.
LO QUE NO SE GANA SE PIERDE
En la formación de personas e implementación de procesos «no hay atajos». Todos deben hacer su propio esfuerzo y cosechar sus propios éxitos y fracasos, y aprender de ellos. Lo que no tiene recuperación es el tiempo perdido, por dejarse estar o no generar las condiciones necesarias para, al menos, estar en las mismas condiciones que los vecinos que más se apuran. La inversión que se radica en un país normalmente se pierde para otro, generando un costo desproporcionado en oportunidades que se van. Sobre todo, porque con logística y supply chain las empresas más globales buscan reducir y hacer más eficientes sus operaciones, concentrando sus fábricas en menores lugares. Sin Logística y Supply Chain es casi imposible competir en el mundo actual y las soluciones podrían tardar una eternidad en concretarse. La realidad se hace todos los días y cualquiera que se detenga o que se deje estar perderá seguramente la iniciativa y el liderazgo a manos de otros países.
Características deseables de los programas de Logística y Supply Chain
– Visión integradora y sistémica, y no presentar los temas en forma aislada.
– Las empresas normalmente miran a las áreas de Logística y Supply Chain como la causa de muchos de sus problemas, o como las áreas que los solucionan a base de «buena voluntad».
– Se necesita trabajar en equipo, ya que es prácticamente imposible trabajar en solitario, en dos áreas «sociales» y «matriciales» por definición.
– Enseñar a medir el efecto que tienen las decisiones buenas o malas en la cuenta de resultados.
– Es mejor si tienen validez internacional. Es casi seguro que dentro de la propia empresa o con proveedores o clientes, se deberá trabajar con los estándares de las compañías más avanzadas, por lo que es importante manejar las mismas credenciales que manejan los colegas de otras organizaciones, para no quedar descolocados.
– El estándar profesional siempre «empareja para arriba», y los estándares internacionales son la norma aceptada de lo que se debe saber y usar, en conceptos y prácticas
* El autor es Ing. Ignacio Sánchez Chiappe (isanchez@ieec.edu.ar), M.Sc., CPIM, CSCP, SCOR Int. Instructor, Director del IEEC, Escuela de Negocios, Supply Chain Management y Logística, en Buenos Aires.