Hablar, o mejor aún reflexionar, sobre el rol de los RRHH en el sector logístico, su profesionalidad, disponibilidad, gestión es sin duda una reflexión que merece hacerse luego de acordar el mega concepto abarcatorio: «El Capital Humano», visto dentro de un marco histórico actual. Sin duda que el capital humano, dicho en genérico, es la materia prima que el responsable de RRHH debe aquilatar, estimular y generarle el grado de pertenencia e involucramiento dentro de su sociedad y de su empresa. Este capital humano está sustentado por dos teorías: la economicista (ya superada) y la asignacionista, donde la educación/capacitación tiene gran influencia en la actitud y comportamiento del personal.
CAMBIOS CULTURALES
Sociólogos como Theodore Schultz y Gary Becker elaboraron estudios donde resaltan la importancia de la inversión en capital humano en empresas de salud y más aún en educación. Es un error analizar esta área, las personas, el capital humano, desde el punto de vista costos/beneficios. Este tema debe ser analizado desde más arriba, para lo que debemos hacernos las preguntas: ¿Dónde estamos? y ¿adónde vamos? Solo si somos capaces de diagnosticar con seriedad estos interrogantes, recién ahí, con un buen diagnóstico, tendremos la chance de señalar el sendero de nuestro accionar. Como parte de esta sociedad global, ¿hay necesidad de más pruebas de que la misma se encuentra en medio de grandes catástrofes? ¿Es necesario redactar los episodios bélicos que se están desarrollando simultáneamente hoy en día? ¿Es necesario publicar los desastres ecológicos, tal como las deforestaciones a la vista de cualquier sistema rudimentario de detección que pueda comprobarlo?
Y si de paso enumeramos los demás flagelos incurridos y comercializados por el mismo hombre que convive en nuestra sociedad, tales como el hambre, la prostitución, el trabajo infantil, etc. Mi pregunta es, ¿estamos a tiempo de revertir esta situación?, ¿cómo?
Contemporáneamente ha habido una gran y compleja mutación de paradigmas en nuestra sociedad. La cultura predominante actual de todos nosotros; las empresas, las instituciones, la producción de TICS (Tecnologías de la información y comunicación), actualización, etc. ha ido modificando las organizaciones, sus identidades y su tejido social. Se liberó masivamente capital financiero de nivel internacional y se reconfiguró la banca mundial logrando día a día mayor fluidez transnacional. Sumado a lo anterior, y de manera simultánea, irrumpe salvajemente la tecnología de la información. Se forma y acrisola año a año una nueva sociedad donde se exige, día a día, maximizar el beneficio económico y acortar los plazos. Esto nos llevó y nos sigue llevando a una sociedad, la actual, no deseada ni diseñada, de total indiferencia a la ya vetusta cultura forjada en el accionar a largo plazo, ejerciendo hasta la extinción sistemas productivos que antes eran altamente apreciados.
EL REINADO DEL CORTO PLAZO
Hubo un tiempo, no lejano, en que se potenciaba el concepto de sacrificio y lealtad a las instituciones. Hoy todo eso murió, lo mutamos, hoy somos sociedades de redes imprecisas focalizando todo al corto plazo, estructuras flexibles y cambios bruscos de la demanda. Tenemos un capital humano donde se reduce la capacidad de inclusión, aunque políticamente se declama lo contrario, se precarizaron los empleos, y somos testigos de cómo empresas enteras migran de unos países a otros según el menú que los políticos de turno les presentan. Con el supuesto avance de las comunicaciones y tecnologías se logró el efecto contrario, ya no se comunica, solo se transmiten indicaciones en tiempo real, se cortó cualquier vínculo con el futuro y por ende se potencia la irresponsabilidad. Una sociedad con tolerancia a cualquier «ambigüedad», frenéticos cambios en las innovaciones ya sean productivas o tecnológicas. Una sociedad que debe reciclarse dos o tres veces en su período laboral, o a corto plazo sufrir la sustitución generacional. Una sociedad fragmentada, imperando el corto plazo, beneficios rápidos, talentos difusos, situaciones imprevisibles, donde desaparece el compromiso, se debilita la confianza, se vulneran las mutuas lealtades de todo tipo: sociales, institucionales y familiares de manera tan inexorable que torna los pilares conceptuales de una sociedad, como son la familia y la democracia, en simples caretas vacías de contenido. En este contexto es donde debe emerger el responsable de RRHH como conductor, motivador , «coucheador» de su personal, en este caso puntual de empresas logísticas, como la figura nodal para lograr transformar a su gente, su personal, intentando reconstruir el tejido social desgastado.
GENERAR COMPROMISO AUTÉNTICO
Tópicos para revertir la situación actual, solo los enumero, cada responsable de RRHH sabrá seleccionar los tópicos de mayor o menor urgencia y los activará con mayor o menor profundidad:
– Elaboración de criterios para que el personal no sea únicamente binario.
– Elaboración para que el personal sepa aceptar o rechazar los escándalos de todo tipo, políticos, fraudes, corrupciones.
– Elaboración para que el personal tenga un monitoreo de los errores cometidos, voluntarios o involuntarios, pero casi siempre no reparados ni aceptados.
– Elaboración para que el personal modifique sus conductas en las relaciones encarrilando el modelo del diálogo, del consenso, del compromiso.
– Elaboración para que el personal pase de un concepto de control al concepto de auto control.
– Elaboración para que el personal solo haga las cosas bien, bien hechas y de primera vez. Decir basta a la alternativa «y puede salir mal» lo cual no es negar la posibilidad, sino cambiar la actitud del trabajo diario a ser encarado.
– Elaboración para que el personal adquiera consciencia de que se puede y debe tener esperanzas, se puede y debe apostar al crecimiento en términos de humanidad.
Todo lo anterior resalta, refuerza, ilumina, potencia el título elegido: Las oportunidades tienen fecha de vencimiento. Si cada integrante de mi personal se siente mejor, involucrado, formando parte de la «familia-empresa», ese personal será comprensivo, de alta capacidad de diálogo y, por sobre todo, comprenderá que es posible vivir juntos, en paz incluyendo nuestras diferencias.
Cooperar unos con los otros es enriquecerse mutuamente. Es darse cuenta que el otro soy yo. Vale la pena citar a Jeremy Rifkin en su libro «The Zero Marginal Cost Society» donde da pie a un formidable desafío para los responsables de RRHH: «compartir conocimiento, compartir recursos, es compartir felicidad». Nos merecemos darnos esta oportunidad, nuestro director de RRHH sabe que tiene esta oportunidad y sabe que tiene fecha de vencimiento.
(*) El autor es Ing. PhD. Gerente de Logistica de TUV NORD Argentina y Titular de maestría UBA.