Blockchain no es para todo ni para todos, pero claramente se solidifica como una alternativa tecnológica digna de conocer y tener en cuenta en la era de la transformación digital.
Desde el origen de la raza humana hemos decidido mover bienes ya sea para nuestro sostenimiento o para satisfacer nuestros gustos. Hemos transportado frutas, verduras, café, tapetes, sedas y cualquier cosa de un lugar del mundo hasta otro cercano o lejano y, en la mayoría de los casos, hemos efectuado transacciones con algo básico para hacer el intercambio: la confianza. La confianza de que recibiremos lo que se ha comprometido la contraparte y que será entregado de acuerdo a las condiciones pactadas de costo, tiempo y calidad, entre otras. En tiempos antiguos bastaba un apretón de manos, pero rara vez en tiempos modernos seguimos con esta modalidad, cada vez las transacciones son más complejas y se hacen con personas que posiblemente nunca lleguemos a conocer en persona y que, utilizando la misma palabra ya mencionada, son individuos u organizaciones en los cuales no nos podemos dar el lujo de confiar y por lo tanto recurrimos a documentos, firmas, garantías e intermediarios que nos entreguen la confianza que buscamos.
Trazabilidad y transparencia son dos de los fundamentos de la logística y el manejo de cadenas de suministros. Aunque cada vez hemos logrado digitalizar más cada uno de los procesos en esta industria, como en cualquier otra, aun persisten situaciones con limitaciones iguales a las existentes hace 1000 años. Por ejemplo, cada participante tiene su propio registro de su parte y posiblemente algunos datos de otros participantes de la red de negocio, pero no existe un registro de la transacción en su totalidad. Por otro lado no pocos de estos trámites se soportan primordialmente en papel y el intercambio de información se hace, en muchos casos, 1 a 1 entre los participantes del proceso. Lo anterior resulta en ineficiencias por demoras en el proceso, posibilidades de error o fraude por almacenamiento de información duplicada y, al final, problemas en trazabilidad y transparencia.
Hace algunos años apareció una nueva e innovadora solución tecnológica sobre la cual se desarrollaron soluciones principalmente orientadas a las monedas virtuales y que poco a poco se hicieron paso en el mundo en algunos casos dándose a conocer por usos no necesariamente respetuosos de la ley, sin embargo, con los años la tecnología subyacente por debajo de esas soluciones fue tomando más relevancia que las soluciones mismas y abrió un capítulo independiente en la historia. Esa tecnología se conoce como Blockchain y en sus pilares incluye características que al ser entendidas abrieron la imaginación de industrias, desarrolladores y proveedores de tecnología hacia un nuevo mundo de aplicaciones basadas en esa tecnología. Aunque en un principio, debido a sus orígenes, se planteó principalmente para la industria financiera, en el transcurso de los últimos tres años se ha desarrollado más rápidamente en otras industrias donde se han visto los beneficios de tener un sistema de registro transaccional descentralizado donde se cuenta con un registro único que es compartido entre los diferentes participantes de una cadena de negocio de una manera segura e inmediata. Tiene características adicionales como la inmutabilidad de la información y el registro por consenso, lo que resulta en beneficios claros en seguridad, costos, velocidad de transacción y otros que no son solo una promesa sino que ya son una realidad comprobable en soluciones que ya están en producción.
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