Caminos rurales y carreteras: el eslabón perdido de la conectividad logística

Argentina es el país de los diagnósticos y los sueños eternos. Tiene territorio, agua y recursos naturales pero 600.000 kilómetros de caminos, de los cuales 350.000 kilómetros son caminos rurales y no están inventariados, requieren de mantenimiento.

 |   12 de septiembre del 2022
Caminos rurales y carreteras: el eslabón perdido de la conectividad logística

 Por: Andrés Asato(*).

El costo estimado de pérdidas al no controlarse las cargas según un informe realizado por el Instituto del Transporte, se estima en el orden de los 700 millones de dólares anuales, y de acuerdo a un estudio del Banco Mundial (pre-pandemia), el movimiento de la carga de la soja en el país se encarece un 120% más por los costos logísticos.  

“La planificación en la Argentina es una gran asignatura pendiente”, coincidieron diferentes referentes del sector de la vialidad al cumplirse el 70ª aniversario de la Asociación Argentina de Carreteras. Alicia Benítez es la Presidenta del Consejo Vial Federal y titular de la Dirección Provincial de Vialidad de Entre Ríos, y dio un claro ejemplo de ello: “Entre Ríos tiene 27.000 kilómetro de caminos,  solo 2.000 son asfaltados, y el resto son caminos rurales con una producción que en los últimos tiempos se ha quintuplicado. Es evidente que los caminos no han acompañado el desarrollo provincial” 

A la falta de inversión en obras y el crecimiento de la producción, hay que sumarle la sobrecarga en camiones, que como lo señalara el Ingeniero Máximo Fioravanti, Director del Instituto del Transporte de la Academia Nacional de Ingeniería, genera pérdidas que rondan “los 700 millones de dólares anuales, en desmedro del uso del ferrocarril (el 93% de la carga se transporta por camión) y de quienes sí están dispuestos a cumplir las normas. “Si uno toma el ejemplo de otros países, las penas establecidas para quienes se exceden con las cargas pueden llegar a ser tremendas. En Japón los que se exceden con las cargas van presos y lo que tienen que pagar es una cantidad de dinero extraordinaria, les quitan las matrículas de por vida o años, según los casos, pero en muchas otras regiones se manejan con la seriedad y el cuidado al que no estamos acostumbrados en la Argentina”.

Para el Ingeniero Pablo  Bereciartúa, Presidente del Centro Argentino de Ingenieros (CAI), hay que romper con el abordaje tradicional de los caminos rurales, de difícil solución y mucha inversión. Y entrar en sintonía con un factor clave para la competitividad de cualquier región y de una economía dinámica y cambiante: utilizar la tecnología y los datos como nuevas formas de administrar los caminos. Al respecto, el presidente del CAI, señaló que “empleando las nuevas tecnologías se pueden ver desde imágenes satelitales hasta datos de sensores que permiten saber quiénes transitan por esos caminos y conocer cuáles son los puntos críticos, y cuáles pueden ser los caminos alternativos para recorrer las mismas distancias. No podemos aspirar a tener la pavimentación de los 350.000 km de caminos rurales, pero sí a determinar los caminos prioritarios y hacer un uso eficiente de los recursos”.  

Según los expertos, en el mundo hay muchas tecnologías de fijación y estabilización de caminos que no se han expandido mucho en el país, pero son más económicas que las tecnologías tradicionales. Hay que definir mejor las experiencias y evitar los costos de pagar los derechos de piso, tal la definición que hizo el Ingeniero Cristian Mattana Besozzi, Presidente de la Cámara Argentina Consultores de Ingeniería (CADECI), al destacar que “hay firmas de la cámara que trabajan en el exterior asociadas con firmas de otros países, que desarrollan tecnologías más avanzadas en la aplicación de modelos tridimensionales para diseño o en la aplicación de esos mismos modelos luego trasladados a la maquinaria que mueven los suelos para la ejecución de los caminos en forma directa. Hay grandes oportunidades en tecnología aplicada, y lo que antes costaba mucho hoy se logra usando mejor los recursos”.

Desde la Cámara Argentina de la Construcción, el vicepresidente primero Ingeniero León Zakalik, hizo hincapié en que los presupuestos no estén atados a los gobiernos de turno, en hacer trascender las obras de infraestructura como políticas de Estado, y agregó que con ese fin fue creado en plena pandemia el CPI (Consejo de Políticas de Infraestructura), conformado por el G6 que integran la Sociedad Rural, la UIA, la Bolsa de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Uocra y la CGT. En una misma dirección opinó el Ing. Nicolás Berretta, presidente de la Asociación Argentina de Carreteras, al señalar que “hay que hacer una planificación de no menos de 10 años, involucrando a las provincias y en un plan nacional”.   

Planificar a futuro, de eso también habló el Ingeniero Máximo Fioravanti al referirse a los recursos del país con el litio y el desarrollo de la electromovilidad, que en algunos países ya pusieron límite al uso de los combustibles fósiles: “Es un camino que se centra fundamentalmente en el tema de las baterías, porque falta aún más desarrollar el uso del litio para que todo eso llegue de manera masiva. Aquí, pensar en cambiar los ómnibus del área metropolitana y pasarlo al sistema eléctrico requiere una inversión importantísima, ahora las ventajas que tiene son indudables. Si son eléctricos, el confort mismo de los vehículos, se mejora sustancialmente. Y es lo que se viene”.

Para el Ingeniero Bereciartúa, del CAI, la clave pasa por 3 objetivos principales: “La primera combinar los modos y que los caminos estén mejores en los tramos donde realmente hacen la diferencia; la segunda, pensar qué hacer frente a un potencial escenario con la mayoría de los puertos vinculados a las áreas metropolitanas; y tercer aspecto es la tecnología, su uso aplicado al origen-destino de la carga, el manejo de modos y a disminuir la concentración”. Y un dato que no es menor, en la Argentina fallecen más de 6 mil personas al año por accidentes en las calles y caminos del país. Hay un tren de oportunidades que en tiempos de pandemia y de guerra, ponen en foco a los países productores de materias primas y alimentos, pero del barro a la congestión en los puertos y en el cómo articular los intereses a la hora de optimizar la cadena productiva, ubican a la Argentina más que en un lugar estratégico, en un sueño permanente y eterno.

(*) Colaborador Énfasis Logística.

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Marizú Olivera Orquera

Lic en Comunicación Social, redactora y periodista. Encargada editorial en Énfasis Logística 2021.

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