Un año de récord es lo que está viviendo el transporte aéreo. Debido a la propia naturaleza del producto, la carga aérea fue la primera en recuperarse tras la pandemia y hoy en día está alcanzando mejores cifras que en 2019. De hecho, los aeropuertos españoles han movilizado más de 600 mil toneladas de mercancía en los seis primeros meses del año; un 21% más que antes del COVID. Asimismo, se pronostica que estas cifras sigan aumentando de cara al futuro. En palabras del Air Manager de Expeditors España (operador logístico internacional), Juan Guilisasti: “el mercado aéreo está en constante despegue y las predicciones para los próximos tres años son positivas”.
El transporte aéreo, caracterizado por la inmediatez, la fiabilidad para mover carga crítica y la posibilidad de organizar diferentes rutas, es considerado por Guilisasti “un servicio premium a nivel logístico si se compara con cualquier otro transporte”. Pese a ello, juega un papel fundamental en la cadena de suministro: “gracias a él, muchas empresas han sido capaces de mantener operativas sus fábricas, de reducir la escasez o la falta de suministro o de mantener la cuota de mercado”, valora el manager de aéreo.
Aumento de fletes y de demanda de carga aérea
Una de las principales impulsoras de este cambio ha sido la crisis del mar Rojo, dado que muchas empresas se han visto obligadas a transportar sus mercancías por avión para evitar los conflictos marítimos. Por ello, no es de extrañar que la demanda global de carga aérea se haya incrementado en cifras cercanas al 20% en los primeros meses de 2024 respecto al mismo periodo del año anterior, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). Esta no es la única consecuencia del crecimiento del transporte aéreo: también han aumentado los fletes, llegando a hacerlo en un 90% en la ruta Asia-Europa a principios de año, y las emisiones de CO2 en el primer cuatrimestre en más de un 60%.
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Cambios en el consumo
Además del conflicto bélico, hay una nueva tendencia que explica el auge del mercado aéreo: los cambios de consumo; especialmente aquellos relacionados con el comercio electrónico. Según Guilisasti, “las reservas de los pasajeros determinaban los destinos de las aerolíneas antes de la pandemia. Ahora hay rutas que no son muy populares para el turismo y que las aerolíneas conservan debido a la demanda de carga”. De hecho, el comercio electrónico superó los 84.000 millones de euros en España en 2023, un 16% más que el año anterior, de acuerdo con los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Asimismo, se prevé que este tipo de comercio suponga entre el 20% y el 25% de la carga aérea en 2027, según la consultora McKinsey.
Sin embargo, tal y como apunta Guilisasti: “las tensas relaciones comerciales entre Estados Unidos y China podrían afectar al comercio electrónico y, por tanto, a la carga aérea” en caso de que el país americano impusiera aranceles y barreras proteccionistas a los productos del gigante asiático, lo que derivaría en un aumento de precios para el consumidor y en una reducción de la demanda. Pese a ello, se puede afirmar que tanto la situación actual como las previsiones de futuro del mercado aéreo son estables, positivas y con margen de mejora año tras año.