Por: Ezequiel García Corado (*)
Durante los últimos meses vimos importantes incrementos en las tarifas de flete a nivel global motivados por diversos factores de índole político, climático y gremial, como así también de incidencia del orden privado. Conflictos bélicos y las restricciones en la circulación de bienes afectan tanto a las regiones conflictivas como al comercio global.
Las empresas, atentas a estas situaciones, van moviendo sus piezas como si se tratara de una partida de ajedrez, donde cada jugada debe ser pensada y donde incluso las consecuencias no son del todo claras. El cambio tecnológico, sumando a lo anterior, impulsa la aceleración de los hechos.
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En Sudamérica, puntualmente, y como consecuencia de lo que venimos exponiendo, hemos visto un importante aumento de los fletes sufridos por la demanda de espacios por parte de compañías fabricantes de vehículos eléctricos, que generaron una fuerte demanda de espacios en los buques.
Sumado a eso, algunos problemas y cambios en la estructura portuaria de la región, como es el caso de Itajai, la congestión en Santos y Navegantes en Brasil, afectan de manera directa el costo de los productos que son importados y exportados desde la Argentina.
Yendo a nuestro país, la flexibilización de ciertas normas para la importación de productos, así como un clima macroeconómico de mayor orden, contrastan con la caída del consumo, lo que le agrega una dosis más de incertidumbre al contexto.
Falta de espacio y costos excesivos
El problema de espacios en los buques se extendió a otras zonas geográficas más al norte del continente, llegando a Estados Unidos, donde hay una fuerte incertidumbre respecto de lo que sucederá en las próximas elecciones, algo que también se está viendo en algunos países europeos. Todo esto hace que debamos comparar la situación global de la logística marítima a lo que sucedía con el sector durante la pandemia.
Tomando en cuenta todo esto, y su incidencia en los aumentos de fletes, cabe preguntarse: ¿cuál es el límite que los productos pueden soportar en relación al costo del transporte? La segunda pregunta a realizarnos es si esta situación es temporal o no.
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Esto dependerá, entendemos, de la capacidad que tengan los privados de adaptarse al nuevo escenario, el manejo de proveedores globales y, a su vez, la capacidad de globalizar sus ventas.
Por ahora, lo que se evidencia es un contexto de incertidumbre total. Y nadie podrá discutir que la logística tiene una incidencia muy importante en la viabilidad de los negocios.
(*) Gerente General de Outland Logistics.
Nota completa publicada en RevistA Énfasis edición agosto 2024. Ingresá aqui.