Por: Jorge Tesler (*)
Varios autores e instituciones internacionales han abordado el concepto de cadena de valor desde distintas perspectivas, describiendo los impactos en las economías, en la capacidad para el desarrollo socioeconómico, y en definitiva en los factores de competitividad entre los países y sus regiones. Según definición del BID, “una cadena de valor se define como un grupo de unidades económicas que proporciona una gama de actividades tangibles e intangibles que agregan valor y son necesarias para la entrega de un bien o servicio, desde su concepción, pasando por diferentes etapas de producción, hasta la entrega final a los consumidores”. (CEPAL, 2018)
Las cadenas globales de valor son redes internacionales de producción, en general dominadas por empresas transnacionales extrarregionales, que involucran a varias regiones del mundo y que tienen como objetivo producir bienes o servicios de alta complejidad.
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En Argentina, las cadenas nacionales están formadas por productos primarios, en general agroindustriales que se comercializan al mundo con escaza transformación, con relativo bajo valor agregado. Pero hay excepciones, y en algunos casos como el aceite de soja, ese segmento productivo participa de cadenas globales. La importancia de entender las características, perfiles y componentes productivos y comerciales de las cadenas de valor antes mencionadas, viene dada por la necesidad de desarrollar la logística adecuada en función de esas tipologías de cadenas.
Está suficientemente probado que el rol de los servicios logísticos es dar el adecuado soporte a las cargas. De allí la imperiosa necesidad de entender el funcionamiento de las cadenas de valor, “propietarias” de las cargas, para permitir el análisis y definición de las políticas públicas y las intervenciones asociadas, tanto a nivel nacional de cada país, como también para facilitar la integración física de ellas entre las regiones. Las llamadas cadenas logísticas (encadenamiento de proveedores, fabricantes, almacenes intermedios, transportes y despachos) son parte de las cadenas de valor y han evolucionado desde el punto de vista de sus infraestructuras, prácticas y tecnologías, de manera diversa a lo largo de las regiones del país.
Los nodos logísticos en las cadenas de valor
Una cadena de transporte y logística es una secuencia de modos y nodos para que las mercaderías o productos se desplacen de origen a destino. En esa cadena, los modos se entrelazan entre sí a través de los nodos logísticos. A nivel funcional, los nodos contienen servicios, tiempos, frecuencias y formas de gestión. A nivel del conocimiento, por los nodos se genera y difunden las informaciones que atraviesan horizontalmente las cadenas logísticas. Y a nivel de espacio físico, los nodos se caracterizan por sus infraestructuras logísticas, cualquiera sea su tipología, por ser un centro de consumo o producción relevante a escala nacional o regional.
A nivel funcional, los nodos contienen servicios, tiempos, frecuencias y formas de gestión. A nivel del conocimiento, por los nodos se genera y difunden las informaciones que atraviesan horizontalmente las cadenas logísticas. Y a nivel de espacio físico, los nodos se caracterizan por sus infraestructuras logísticas, cualquiera sea su tipología, por ser un centro de consumo o producción relevante a escala nacional o regional.
Por lo tanto, para definir el perfil de los nodos, debemos caracterizarlos por:
– Su función principal, que nos indica que tipo actividad principal se realiza en el nodo. De alguna manera representa el valor agregado que se incorpora en ese punto de la red, pudiendo ser: de consumo doméstico; de producción o generación de carga; de paso de frontera; de ruptura de carga; de distribución
– El tipo de infraestructura, que nos indica donde se realiza esa actividad principal, que características físicas tiene en cuanto a instalaciones, espacios, propiedad, y servicios que requiere. Pueden ser entonces: puerto; aeropuerto, centro empresarial, industrial, comercial o logístico.
Por otra parte, los nodos establecidos con esa caracterización debieran estar incluidos en zonas de influencia según la estructura demográfica del contexto, y el alcance territorial de servicios que prestan entre ellos, pudiendo ser entonces nodos con alcance nacional, regional o internacional según predomine su función o su infraestructura.
Relocalización productiva. Tendencias y realidades
Una vez comprendida la importancia de analizar las características de las cadenas logísticas, en cuanto a sus componentes, eficiencia e impacto en las economías globales, y el rol que tienen los nodos logísticos según su funcionalidad, estamos en condiciones de describir algunas de las tenencias que se están visualizando en el mundo, fundamentalmente potenciadas después de la reciente pandemia.
Estamos frente a un importante desafío, y fundamental en los países de Latinoamérica, que es la integración comercial y logística para poder conformar una región con dimensión competitiva en el contexto internacional, poder ofrecer un portfolio de productos de valor agregado y promover la inversión en conocimiento y tecnologías. Esto es posible verificarlo cuando vemos algunos parámetros como PBI per cápita, superficie de cada pais, y densidad de habitantes por km2, para enumerar solo algunos de ellos.
De alguna manera entonces, la integración física de las cadenas productivaslogísticas, a través de sus infraestructuras y servicios con adecuada conectividad para los distintos modos de transporte que intervienen, deberían generar corredores logísticos regionales. Dichos corredores de integración tendrán como objetivo la facilitación de la conectividad de las cargas entre regiones de manera tal de favorecer la fluidez de los intercambios de mercaderías y por lo tanto de las economías de los países en cada región, condicionado por previos acuerdos político-económicos entre los gobiernos involucrados.
La pandemia generó que varias cadenas de abastecimiento globales se hayan interrumpido o bien demorado más allá de lo conveniente. Es por ello que se ha puesto en evidencia la necesidad de hacer una evaluación del riesgo en las principales cadenas de valor para no perder mercados, y a partir de esta visión estratégica, poner en valor la oferta exportable en países de la región. La tendencia al nearshoring o nextshoring implica entonces volver atrás la deslocalización (offshoring) iniciada en los años 90, tras unos 20 años de dinámica deslocalizadora, pero ello requiere cambiar drásticamente la actual concentración en economías de bienes y servicios de bajo valor agregado con escasa integración en el tejido productivo, así como deficiencias en la generación y difusión de nuevas tecnologías.
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Para conseguirlo, debemos abordar sistemáticamente la mejora concreta de varios aspectos clave:
Potenciar el desarrollo de aquellas industrias que actualmente tienen una importante participación en el comercio regional e internacional, que se destacan por su conocimiento de producto o de procesos y que tienen incidencia en la generación de nuevas etapas de desarrollo.
- Identificar oportunidades de agregar valor a las exportaciones basados en integración empresarial y calidad de servicio con una oferta exportable de mayor valor agregado basado en esa base de producción.
- Incrementar las capacidades de integración productiva local con canales de distribución soportados en inversiones extranjeras, principalmente en sectores clave.
- Atraer nuevas inversiones productivas en procesos de reshoring/nearshoring procedentes de mercados internacionales con aporte de tecnología y especialización del capital humano. Sera factible de esa forma conseguir reducciones de costos y tiempos de transporte, reducción de inventarios en tránsito, agilidad en el desarrollo de mercados y capacidad de gestionar cadenas logísticas globales. Como consecuencia y estrategia emergente de la integración y consolidación de la capacidad de ofrecer una oferta de valor para alinearse con la tendencia al nearshoring, Latinoamérica debería tener como desafío adicional la conformación y desarrollo de clusters de infraestructuras logísticas, industriales y de tecnologías con impulso privado del empresariado, con una visión logística alineada con la asociatividad empresaria, y nuevas inversiones que promuevan una mayor competitividad laboral y mejores estructuras sociales.
(*) Ing.Consultor Especializado en Infraestructuras y Procesos Logísticos – Miembro del Advisory Council del Smart Freight Center (Europa) -Coordinador del Foro Logistico Buenos Aires.