Por: Luis Mogni – Consultor SOMERA SAS y Comite Organizador de #CDA2023
Estamos acostumbrados, históricamente, que el insumo escaso en la producción agropecuaria sea la tierra. Esto hizo que los valores de arrendamientos se incrementaran o mantuvieran, más allá del resultado económico de las cosechas.
Siempre hay alguien ávido de sembrar y por eso los niveles de arrendamiento superan el 60% del área agrícola y la gran preocupación de los arrendatarios es mantener los campos que arriendan en cada temporada.
Otro de los insumos que vemos escasear, son las semillas híbridas de maíz y girasol. Poder elegir el híbrido y el calibre que queremos, no es siempre fácil y en campañas anteriores limitaron el área de alguno de estos cultivos.
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En la campaña 23/24, la disponibilidad en cantidad y calibre de semillas de maíz, se presenta como una limitante importante, si nos guiamos por los comentarios de los principales semilleros proveedores de semillas, en una clara muestra del impacto climático de la sequía y heladas, que afectó los lotes comerciales, pero también los de producción de semillas. Poder definir exactamente el volumen de bolsas disponibles, será definitivo para el área potencial de maíz.
Por el contrario, en el caso de girasol, todos los semilleros y sobre todo Syngenta la empresa líder en el mercado de semillas de girasol, indican que los lotes de producción están con rendimientos buenos, lo que aseguraría el abastecimiento. Pero, en el mundo los oleaginosos empujan y a pesar de las fluctuaciones de precios, los aceites tienen buena demanda. La numerosa delegación de industriales de India, en el último Congreso de girasol, nos lo muestra.
Pero lo que cambia notablemente y pone una alarma en el sistema productivo, es la baja disponibilidad de semillas de autógamas, sobre todo trigo y soja.
Si tomamos en cuenta que ambos cultivos, fueron afectados fuertemente por la sequía y las heladas, con una reducción notable en los rendimientos y la producción total, debemos afrontar que a lo mejor no es posible sembrar toda la superficie que queramos con estos cultivos.
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En el caso de trigo, para sembrar en la campaña 23/24 cerca de siete millones de hectáreas, deberíamos utilizar aproximadamente nueve por ciento (9%) del volumen total cosechado, mientras que en la campaña 22/23 necesitamos algo menos del 4% del total cosechado. Increíble, más del doble del total cosechado y eso sin tener en cuenta que la calidad de lo obtenido es menor que en el 22/23. La tensión consumo de la molinería y semillas va a ser grande.
En el caso de soja, no estamos mucho mejor. Con una calidad muy mala, granos verdes muy abundantes y un tamaño reducido de mucho de lo cosechado, para sembrar en la 23/24 cerca de dieciséis millones de hectáreas, ajustando la densidad, deberíamos utilizar algo más del 4% de la producción. En la 22/23 para una siembra similar, solo necesitamos el 2,2% de lo producido.
Y en soja, la tensión crushing vs semilla, es mucho peor. El ultimo pronostico conocido de CIARA-CEC nos muestra que cerca de agosto, la oferta de grano de soja para la industria se termina, y eso es mucho antes de que empecemos a sembrar.
Es cierto que, en el caso de soja, podemos resolver el crushing con importaciones temporarias de los países vecinos, Paraguay y Brasil.
Pero en el tema de las semillas, es más complejo por varias razones, primero el tema variedades que no son fáciles de conseguir para los grupos de madurez más cortos.
El otro tema es la logística, si solo tuviéramos que ingresar un tercio del volumen total a sembrar deberíamos pensar en trescientas mil toneladas aproximadamente, con el movimiento de barcos y puertos que eso requiere y que en la logística inland significa cerca de 15.000 viajes de camión y casi 6 millones de kilómetros en promedio.
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Pero lo más grave, se plantea desde el punto de vista económico, ya que hay que liberar dólares por cerca de 300 millones de dólares para importar la semilla y convencer a un sistema de producción que siempre opto por el masivo uso propio, que debe comprar semilla fiscalizada.
Por eso, no nos cabe la menor duda, que la limitante de la campaña 23/24, la constituye la disponibilidad de semilla en calidad y cantidad.
Nuestra recomendación, es analizar muy estrictamente la calidad de lo cosechado, almacenarlo en condiciones óptimas, monitorear frecuentemente el poder germinativo de las existencias, utilizar tratamientos de semillas de alta eficiencia y ajustar muy bien las densidades de siembra con sembradoras de alta perfomance.