Por: Ignacio Sánchez Chiappe (*)
Las consecuencias del Covid-19 en el sistema productivo y la sociedad, imprimieron a la Cuarta Revolución Industrial una velocidad inusitada, a un ritmo dinámico y en escenarios de alta incertidumbre. Nos adelantó en el tiempo varios años y nos obligó a responder y asumir nuevos desafíos.
La transformación en la cual estamos inmersos es constante y exige como contrapartida necesidades de adaptación permanente e incluso, en algunos casos, reconversión empresarial y profesional.
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Tal es la aceleración del cambio, que la brecha entre la preparación académica que proveen las carreras de grado y los requerimientos puntuales del mercado se va ensanchando. Al punto que cualquier estudiante que esté cursando estudios universitarios tiene claro que en paralelo a los mismos, durante las vacaciones o inmediatamente después de graduarse, deberá complementarlos con conocimientos específicos.
Quienes se encuentran desarrollando la vida laboral activa tienen presente que sus posibilidades de evolución y ascenso, y también sus niveles de empleabilidad, están ligados no solo a la actualización constante de sus conocimientos de base, sino también a la incorporación de nuevas competencias.
Adicionalmente, es importante tener en cuenta que la disponibilidad física de las personas para asistir a una jornada de capacitación o una clase presencial ha disminuido notablemente en estos últimos años, no solo por las modificaciones en las características de los sistemas laborales sino además por la poca predisposición de las personas a hacerlo.
En nuestra experiencia institucional estamos notando que si existe la posibilidad, los alumnos prefieren asistir a clases en forma remota y eventualmente realizar actividades presenciales como talleres o reuniones de intercambio.
Otro factor a tener en cuenta, se vincula con la creciente tendencia a equilibrar la vida profesional (trabajo, reuniones, capacitación) con la vida social, familiar y personal. Y en ese proceso, contar con la posibilidad de formarse en los espacios que se tienen disponibles pasa a tener una importancia y un valor agregado fundamental.
Las empresas preocupadas por el bienestar laboral de sus colaboradores ven en las propuestas de capacitación a través de cursos autogestionados, una excelente solución para resolver las necesidades de actualización de sus equipos.
De igual modo, los profesionales destacan este tipo de propuestas en pos de lograr un mayor balance de sus actividades cotidianas.
Sin duda, corren tiempos complejos y apasionantes, con cambios y transformaciones constantes en las áreas de logística y distribución, supply chain, planificación, compras y abastecimiento, data analytics y tecnologías.
Pareciera que lo único seguro es lo que sabemos (cuanto más, mejor), usarlo y llevar donde quiera que nos movamos
Por ello, hoy la clave está en disponer de cursos que puedan realizarse:
- En modalidad online.
- En cualquier momento.
- Desde el lugar de conveniencia.
- A través de múltiples dispositivos.
- Iniciando en el momento exacto de necesidad de cada persona.
Hemos comprobado en las encuestas de satisfacción que realizamos habitualmente a nuestros alumnos que los cursos autogestionados aportan a sus participantes los siguientes beneficios:
- Permiten lograr una buena comprensión de los contenidos del curso.
- Ayudan a modificar comportamientos o formas de trabajar fortaleciendo hábitos y rutinas personales.
- Ponen a disposición múltiples recursos de aprendizaje, como exposiciones, lecciones interactivas, pistas de audio y videoclases y exámenes en línea.
- Desarrollan con pertinencia y calidad, cada uno de los tópicos tratados.
- Poseen referencias y recursos adicionales, muy valorados.
- Se trabajan los contenidos con un lenguaje adecuado, que hace fácil entender incluso los aspectos técnicos.
- Se producen interacciones y dinámicas estimulantes.
- Proponen un formato flexible que permite navegar, avanzar al propio ritmo o regresar para reforzar conceptos y técnicas.
- Utilizan casos y ejemplos que ayudan a la comprensión de los temas.
- Les aporta la posibilidad de conocer herramientas que pueden aplicar en el desempeño profesional. Cada clase, una herramienta, una metodología nueva.
Las empresas, en su búsqueda de hacer más eficiente su inversión en aprendizaje y desarrollo, y los profesionales, en su necesidad de agilizar y optimizar sus procesos de actualización, se vuelcan cada vez más en este camino eficaz, que ocupa un lugar clave para crecer y consolidar el capital humano.
El e-learning permite definir con qué grado de profundidad cada persona desea abordar los temas que le interesan, a qué velocidad y en qué horarios. Por su parte, las compañías tienen la seguridad del aprovechamiento de las instancias de formación en las que invierten.
Además, los sistemas presenciales o a distancia aportan la tutoría que los alumnos piden cuando prefieren contar con el seguimiento y apoyo directo del profesor.
Recordemos que el capital humano es el diferenciador crítico para la planificación y la obtención de buenos resultados.
(*)Director del IEEC. Escuela de Negocios, Supply Chain y Logística
Nota completa publicada en Revista Énfasis edición agosto 2022. Ingresá aqui.