*Por Pamela Viarengo, CEO Colppy
Un CEO es quien toma las decisiones más importantes y dirige una empresa. Su visión global acerca de la compañía le permite definir la visión, el propósito y la misión de la organización que lidera, premisas que son fundamentales para el día a día. Es sabido que este puesto durante años fue llevado adelante principalmente por hombres y sus objetivos siempre fueron financieros, pero hoy en día son muchas las mujeres que están liderando este camino en el mundo de los negocios.
Según datos del estudio Total Remuneration Survey 2020 de Mercer, consultora global de Recursos Humanos, en la actualidad un 9% de los CEOS en la Argentina son mujeres, un incremento superlativo respecto de los valores presentados en 2012 (3%). Se espera que para 2025 el porcentaje alcance un 25% (1 de cada 4).
El sector de la tecnología no está por fuera de estos números y existe una gran brecha de género en todos los puestos, que año a año se va acortando, pero aún faltan más roles femeninos sobre todo en las gerencias. Es de vital importancia que las nuevas generaciones tengan ejemplos y modelos a seguir, que sepan que se puede y que hay espacio para crecer. La construcción de este recorrido depende de dos grandes cuestiones: lo que uno está dispuesto a esforzarse y realizar y que exista un ambiente donde haya oportunidades.
El camino del CEO
El camino para convertirse en CEO no es fácil, requiere de mucho aprendizaje, de pasar por diferentes áreas a veces hasta sin conocimiento: creando, equivocándose, haciendo y deshaciendo. Pero este proceso permite entender mejor cada puesto, reconocer el dolor y las alegrías de cada sector para poder empatizar primero y construir después.
Dar lugar a roles femeninos, a roles introvertidos, a los que no son los estereotipos que fueron durante décadas símbolo de liderazgo y éxito, es aportar a que el mercado siga evolucionando. Y eso se construye entre todos siendo justos con los equipos que se lideran y entre pares.
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Liderar, el desafío más difícil y gratificante
El reto de construir equipos de trabajo desde cero exige generar engranajes que combinen de forma eficiente las diferentes personalidades de modo que se forme un equipo con las individualidades potenciadas. Es una travesía que une la inteligencia emocional con el conocimiento sobre las personas tanto en su mundo laboral como personal. “La suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Lo que deja entrever que hay que estar en el lugar correcto y en el momento indicado para que se pueda crecer de forma genuina y así ser mejores día a día.
De cara al futuro hay que focalizar en la búsqueda de talento, más allá de la edad y si es hombre o mujer. Está comprobado que hombres y mujeres tienen diferentes tipos de inteligencia emocional, cada uno con rasgos distintivos, diferentes formas de enfrentar los problemas, de liderar equipos y de tomar decisiones. El balance permitirá construir empresas desde una diversidad muy interesante, combinando y tomando lo mejor de cada individuo.