Por: Victoria Mariano (*)
En este artículo nos enfocaremos en: Planeamiento Integral e Interrupciones en la Cadena de Suministro
En el contexto actual, responder a múltiples y simultaneas fuerzas disruptivas se convirtió en una rutina diaria en el planeamiento. Las interrupciones en las cadenas de suministro globales, y por ende locales, han sido moneda corriente en los últimos dos años, y todo indica que lo seguirán siendo durante el 2023.
Para hacer un forecast efectivo se necesita predecir lo impredecible, lidiando con el impacto de diversos factores como faltantes de materiales y mano de obra; crisis globales de salud (COVID-19); cambios en restricciones fronterizas; focos más profundos en la sustentabilidad y contextos inflacionarios crecientes.
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Desde nuestro punto de vista, es el momento de maximizar el planeamiento y así minimizar los riesgos de sufrir interrupciones que no sean salvables. El planeamiento operativo por sí mismo no disipa toda la problemática, y se necesita una coordinación ágil e integral en toda la cadena para evaluar y tomar las medidas necesarias frente a las amenazas emergentes. A tal efecto, consideramos al Planeamiento Integral como una herramienta clave para afrontar los desafíos presentes.
El Planeamiento Integral se refiere al proceso por el cual se articulan las distintas funciones de cada negocio, en pos de alinearlas y facilitar la toma de decisiones. Está altamente enfocado en resultados y orientado a los objetivos de rentabilidad y estrategia de cada compañía.
Es un proceso continuo, multifuncional y con participación de la alta gerencia focalizado en la planificación y resultados de corto y mediano plazo (próximo 1-2 años). Todas las funciones involucradas en el proceso tienen roles y responsabilidades en él, de manera que el plan resultante es producto del aporte formal de cada área, la interacción entre los roles y el alineamiento entre funciones.
Este proceso está formado principalmente por la colaboración de cuatro ejes. Por un lado, tenemos el Planeamiento de la Demanda y el Planeamiento del Abastecimiento; que implican una alineación de los planes y actividades comerciales y operativas de la compañía. Y por otro, cruzando transversalmente los ejes ya nombrados, se encuentra el Planeamiento Estratégico y el Planeamiento Financiero, que brindan el marco de acción y el impacto “bottom line” de las decisiones resultantes del proceso.
Planeamiento de la Demanda
El Planeamiento de la Demanda juega un rol clave a la hora del planeamiento integral. Actúa como input en el sistema de planeamiento, siendo el motor que impulsa la planificación de toda la cadena. Hace referencia a la proyección de la demanda futura (forecasting), incluyendo potenciales cambios en los niveles de servicio, cambios en los canales de venta, altas y bajas de productos, participación en distintos eventos y estrategias comerciales, entre otros.
Planeamiento del Abastecimiento
El Planeamiento del Abastecimiento se refiere a la disposición, organización y ejecución de todas las operaciones necesarias para cumplir con el Planeamiento de la Demanda. Es decir que lleva a cabo la planificación operativa de los insumos, la producción, el transporte, los inventarios, los servicios y los recursos para cumplir con el output proyectado.
Planeamiento Estratégico
El Planeamiento Estratégico es el encargado de marcar el norte de cada compañía definiendo los objetivos a alcanzar y orientar un camino mediante el cual deben ser alcanzados. Es una herramienta de gestión que alinea los procesos y funciones de todas las áreas con metas claras, medibles y alcanzables.
Planeamiento Financiero
El Planeamiento Financiero consiste en la elaboración del presupuesto empresarial global, teniendo en cuenta los recursos existentes y potenciales de la compañía, para garantizar su viabilidad económica. Es el marco financiero que permitirá delimitar o alertar sobre los recursos económicos necesarios para cumplir con el Planeamiento Estratégico.
Además de los 4 ejes nombrados, hay dos factores que suelen ser críticos a la hora de implementar con éxito este proceso. El primero es un leadership definido; es decir un liderazgo formal para asegurar el funcionamiento de las actividades acordadas, el alineamiento entre planes y decisiones, la mejora continua y la comunicación a lo largo del todo el proceso. Y el segundo, un ownership compartido dónde todas las funciones involucradas tienen roles y responsabilidades en él, de manera que el plan resultante es producto de su interacción y aporte en conjunto.
En nuestra experiencia, vemos que el camino hacia el Planeamiento Integral es una maratón y no una carrera corta, dónde su implementación tendrá distintos niveles de maduración y visibilidad a lo largo de su desarrollo. Debido el contexto de interrupciones, cambios volátiles y las nuevas tendencias de mercado, es importante comenzar a encarar procesos de Planeamiento Integral a modo de poder responder y adaptarse al entorno viendo el horizonte completo, punta-a-punta.
Gustavo Di Capua, Socio de la Firma D&O, comenta sobre su experiencia con clientes en esta temática. “Los contextos de incertidumbre creciente, cambios inesperados, interrupciones no planeadas e inflación nos llevan a incrementar el enfoque de planeamiento en cuanto a visibilidad, frecuencia de revisión e involucramiento de los distintos actores dentro de las compañías”.
También agrega: “Los factores de incertidumbre alta pueden llevar a pensar que es muy difícil planear y, por ende, mejor no hacerlo. En nuestra visión, cuanta más incertidumbre, más necesidad de Planeamiento”
Y a modo de resumen, comenta y concluye: “El peor planeamiento es el que no se hace.”
(*) Gerente Di Capua & Ochner – Supply Chain Consulting.
Nota completa publicada en Revista Énfasis edición octubre 2022. Ingresá aqui.