Por: Ricardo Negri (*)
En las 32 principales cadenas agroindustriales la logística agrega el 4% del valor agregado bruto total; pero el transporte de cargas agroindustriales factura más que la industria semillera o de fitosanitarios y fertilizantes.
La logística es mucho más que la infraestructura por la que circulan nuestros productos, familias y de alguna manera nuestro presente y futuro. En mi experiencia de mirar las cosas tanto desde la óptica de lo público como de lo privado, pude apreciar que una buena logística hacía aparecer negocios y empresas que antes no existían. Eso puede ser tan evidente en una ciudad con la aparición de las “dark kitchens”, locales gastronómicos que únicamente producen platos para “delivery” y las comidas se consumen a donde te llegue el pedido, los límites son tu imaginación y a donde se pueda llegar en moto. Pero también vi nacer empresas y empleo cerca de un aeropuerto como el de Córdoba que con una buena logística hizo posible que podamos exportar higos o granada como fruta fresca.
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Aunque no toda la logística es infraestructura y transporte, son los principales componentes del sistema actual y futuro; porque las personas y los bienes que genera la agroindustria tienen que llegar a sus clientes. En este nivel es relevante tener en cuenta la diferencia entre bienes públicos, bienes club y bienes privados como componentes del sistema logístico. Para poner un ejemplo simple de la cadena de cereales y oleaginosas, un bien público son los caminos y rutas por donde se desplazan los camiones, bienes privados, que son parte de un centro de camioneros local que les ayuda en el proceso administrativo de coordinación, facturación y mantenimiento, eso es bien club.
Para la agroindustria la infraestructura para el transporte es un factor de competitividad crítico para lograr competir tanto en los costos cuando pensamos en las cadenas de valor de los comodities, como en la eficiencia y la eficacia de sistemas de transporte en las especialidades o productos de mayor sensibilidad como son todos los productos frescos. La infraestructura es necesaria tanto para la exportación de los productos como para que esos lleguen al consumidor argentino, como así también para la competitividad en las importaciones y en la distribución de los insumos y componentes para la producción en las 23 provincias y en la ciudad de Buenos Aires.
El campo no siempre queda cerca y cómodo y eso se refleja en la distribución de carreteras y caminos de nuestro país en donde de los 640mil kilómetros totales, los pavimentados no llegan a 100mil y el resto son caminos de tierra o mejorados (algo más de 40 mil kilómetros). En un país en el que el 70% de las divisas provienen de la agroindustria no se puede dejar de pensar en cómo mejorar la infraestructura de la hidrovía y de los puertos. Por la hidrovía se transportan anualmente mucho más que los productos e insumos agroindustriales; son 125 millones de toneladas que representan el 91% de la carga de contenedores, el 99% de la carga automotriz y el 84% del comercio de cereales y oleaginosas. Contribuyendo al desarrollo de las costas argentinas, pero también de las costas de los países vecinos en sus más de 3400km siendo de los corredores fluviales más extensos del planeta.
Pensando en un aumento de producción de granos hasta los 180 millones de toneladas en los próximos 8 años, el correcto funcionamiento con inversiones en mejoras operativas y tecnológicas, y el perfeccionamiento de la hidrovía permitiría aumentar la competitividad en algo más de 10 u$s por tonelada producida en nuestro país, disminuyendo de manera sensible el impacto ambiental y el uso de combustibles fósiles.
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Este cambio de contexto productivo y tecnológico tendría un impacto considerable sobre el desarrollo económico de las provincias más pobres del norte de nuestro país ya que harían posible la radicación de inversiones y de empresas que hoy no existen por falta de condiciones y de oportunidades. No solamente la infraestructura es la limitante, sino que la exacerbada presión fiscal de nuestro país agravada en la agroindustria por la existencia de los derechos de exportación y tipos de cambios diferenciales hacen que las inversiones sean sensiblemente menores en el sistema productivo que lo que sucede en los países vecinos.
La agroindustria está presente en todas las provincias, en todos los ecosistemas y su dependencia de la infraestructura es creciente en un mundo que requiere cada vez más competitividad y menores tiempos de entrega. Pensar un campo o una fábrica de alimentos balanceados o cualquier empresa agroindustrial con conceptos de supply chain management que se usan desde hace años en otras industrias nos lleva a encontrar oportunidades de mejora en los procesos y en la toma de decisiones de muchas de las empresas que conocemos. Estar en el campo o más alejado de los centros urbanos no es sinónimo de atraso tecnológico in de falta de oportunidades para aplicar estos conceptos.
(*)Coordinador en la Certificación Avanzada en Agroindustria de la Escuela de Innovación del ITBA.
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Nota completa publicada en Revista Énfasis edición abril 2023.