Con una proyección de producción de 135,8 millones de toneladas (Mt), la campaña 2024/25 se perfila como la segunda más alta de la historia agrícola argentina, apenas por detrás del récord alcanzado en el ciclo 2018/19. Este repunte productivo implica un fuerte impacto en la logística agroexportadora, que deberá responder a un flujo de embarques estimado en 92,93 Mt, el mayor desde la campaña 2021/22. Según las proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Habrá un incremento de 3,67 Mt respecto a la campaña anterior y 37,01 Mt más que en 2022/23, cuando la actividad fue golpeada por una sequía histórica.
En términos de infraestructura, el nodo portuario del Gran Rosario continuará siendo el principal punto de salida de los productos del agro. Se proyecta que alrededor del 76% de los granos y subproductos con destino de exportación sean despachados desde esta región del sur santafesino. El peso específico de esta zona se explica por su ubicación estratégica sobre la Hidrovía Paraná-Paraguay y por la alta concentración de plantas industriales y terminales portuarias con capacidad para recibir grandes volúmenes.
El protagonismo sigue siendo del camión
Respecto a los medios de transporte utilizados para trasladar la cosecha hacia las zonas portuarias e industriales, el camión mantendrá su rol dominante. La BCR estima que el 76,6% de los granos llegarán por carretera, lo que equivale a unos 71,16 Mt. Esta cifra representa el volumen más alto desde 2021/22 y supera el promedio de los últimos cinco años. En términos operativos, esto demandará aproximadamente 2,54 millones de viajes de camión, un incremento del 6,1% frente a la campaña anterior.
En paralelo, el sistema ferroviario aportará el 16,3% del total movilizado, con una carga estimada de 15,1 Mt entre granos, subproductos y aceites. Este volumen equivale a unos 322.000 vagones que tendrán como destino principal los puertos del Gran Rosario, Bahía Blanca y Quequén. Aunque el tren mantiene una participación menor, su presencia creció de forma sostenida: «En los últimos diez años, se estima un aumento del 35% en el volumen transportado por ferrocarril», señala el informe.
Te podría interesar: Empresas europeas implementan nuevas estrategias en su supply chain
La tercera vía logística es el transporte fluvial, que representa el 7,1% del total previsto para esta campaña. Dentro de este segmento, se distinguen dos grandes movimientos: el cabotaje interno y las importaciones temporarias de soja desde países vecinos. En el primer caso, se prevé el traslado de unas 560.000 toneladas mediante unas 372 barcazas, mayormente desde puertos ubicados sobre el Paraná hacia la zona del Up River. En el segundo, se espera el ingreso de 6 Mt en más de 4.000 barcazas con mercadería destinada a su industrialización y posterior reexportación.
La estabilidad de la participación relativa de cada modo de transporte evidencia una configuración estructural que, si bien ha tenido ligeros ajustes en la última década, permanece sólida. “La preponderancia de los distintos medios de transporte se mantiene muy estable”, destaca el informe, aunque se reconoce una leve ganancia del ferrocarril en el reparto modal. Este proceso responde tanto a inversiones públicas como privadas que han buscado mejorar la competitividad del sector.
Desafíos en una campaña récord
El desempeño logístico que demandará esta campaña impone desafíos en varios frentes, entre ellos, la coordinación entre actores del sistema, la capacidad de los accesos viales y ferroviarios a los puertos, y la infraestructura disponible para manejar volúmenes elevados en períodos concentrados de cosecha. En particular, los picos de ingreso de camiones a las terminales portuarias suelen generar cuellos de botella que deben ser mitigados con planificación y herramientas tecnológicas.
Te podría interesar: Los 4 mitos del trabajo híbrido: aportes y desafíos
El mayor flujo logístico también tiene implicancias económicas. Un aumento en los volúmenes transportados impacta en la demanda de servicios asociados como combustibles, mantenimiento de flotas, personal de conducción y operaciones portuarias. En este sentido, el dinamismo de la campaña 2024/25 puede tener un efecto multiplicador en sectores vinculados al transporte y la logística, reforzando su rol como eslabón clave de la agroindustria.
En lo que respecta al transporte de barcazas desde el exterior, su participación dentro del total logístico cobra relevancia por el papel de Argentina como centro de procesamiento de soja de la región. Las importaciones temporarias permiten maximizar la capacidad ociosa de la industria aceitera local, agregando valor antes de la reexportación. Este esquema se ha consolidado como una estrategia de eficiencia productiva en los últimos años.
En conjunto, la campaña agrícola 2024/25 no solo proyecta cifras robustas de producción y exportación, sino también una exigente operación logística a nivel nacional. Con el camión como columna vertebral, el tren ganando espacio y el transporte fluvial complementando la red, el sistema deberá operar con altos niveles de coordinación para sostener la fluidez en el despacho de granos y subproductos. La magnitud del movimiento anticipado confirma el rol central que la logística agroexportadora ocupa en la economía argentina.